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La inflación cruzó también la frontera impuesta por el intercambio alternativo en el que ya un millón de personas se refugiaron para sobrevivir a la peor crisis de la historia. Así como en el afuera, como en cualquier mercadito los productos básicos aumentaron durante los últimos seis meses hasta a un doble de lo que valían en diciembre. “El azúcar, por ejemplo, puede estar en cuatro o cinco créditos, cuando estuvo a entre uno y dos, pero cuando la necesidad de los consumidores tampoco era la actual –explica Patricia Colombres, de la Red Global del Trueque–. El sistema de precios se desequilibra porque no tenemos producción genuina en muchos productos, por eso no estamos ajenos a la inflación del sistema”.
La inflación que se siente en este mercado cerrado se ve empeorada por los intentos y las prácticas de especulación que son un riesgo al que cada nodo se expone al ser abiertos y democráticos. Así, por ejemplo, hay “especuladores disfrazados de prosumidores” que ante la necesidad de la gente sobrevalúan productos básicos que ellos no producen y que almacenan esperando el momento de la ganancia. “Nosotros no invitamos a ganar, nosotros abrimos un camino para sobrevivir siendo solidarios, intercambiando, no vendiendo y comprando bajo las normas de la dictadura del mercado”, sostiene Colombres.