El Refugio Hogar Casa Abierta María Pueblo tiene dos viviendas. “Desde que comenzamos a trabajar fueron atendidas más de 2500 mujeres con 3 o 4 hijos cada una”, explicó el titular de la entidad, Darío Witt.

Hasta hace unos días “el refugio tenía dos causas penales en su contra que fueron dadas de baja por falta de sustento jurídico y seis intimaciones por incumplimiento de la ley 24.270 de Impedimento de contacto de hijos con sus padres cuando nosotros no impedimos que los padres vean a sus hijos, sólo hacemos reservación del domicilio real”, advirtió Witt. Ante esas denuncias la entidad esperaba que la Justicia “supiera antes de darle curso a la denuncia que muchas veces quien la efectúa es un hombre con una exclusión de hogar”, indicó Witt. Frente a esa situación la entidad también esperó el apoyo de los organismos que trabajan en la temática.

En la actualidad en el refugio hay “siete mamás con alrededor de 40 chicos”, relató Witt, quien además es abogado, especialista en prevención de Violencia en Familia y Niñez y embajador de la Campaña Mundial No Violencia contra la Mujer 2004-2008.

Entre las actividades para los hijos tienen talleres de computación, apoyo escolar, biblioteca, talleres creativos y de reflexión, taller de música, taller de artesanías en cuero, entre otros. Para las mamás hay talleres de reflexión, capacitación, costura y confección de prendas, computación y peluquería.

En este refugio, las mamás que llegan reciben atención de un equipo conformado por psiquiatras, psicólogos sociales, trabajadores sociales, abogados y ginecólogos. “Los tiempos que las mujeres pasan por el hogar varía de acuerdo con el caso, hay mujeres que se quedan meses y otras pocos días”.

Al hombre violento “nosotros no lo tomamos como un enfermo. Consideramos que su violencia tiene que ver con modelos de masculinidad y femineidad enraizados en la cultura”, indicó Witt. A esto también se suman las consecuencias de las crisis económico-político-sociales, la falta de trabajo, que fueron devastadoras para los sistemas de relaciones humanas.

Frente a su violencia, “lo mejor que se les puede hacer es responsabilizarlos de sus actos”.