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Para el comisario Amadeo D’Angelo la integración de las policías es un tema de festejo. Aunque él asegura que ya tienen coordinación, la colocación de una frecuencia especial a aquellos patrulleros de zonas lindantes pondría a 14 comisarías fronterizas con otras de la Capital en “mejores condiciones para combatir al delito que no tiene fronteras”. Hombre duro heredado de la gestión de Carlos Ruckauf por la de Felipe Solá, D’Angelo se hizo famoso a poco de asumir por sus declaraciones: postuló que se podía rodear las villas para evitar que salieran los delincuentes. Ayer cuando habló de fronteras fue inevitable preguntar por aquella que había planteado sobre los pobres. “Lo que dije es que vamos a trabajar alrededor de las villas para sacar a los delincuentes que someten a la gente honesta que vive allí, lo que pasa es que mi inexperiencia me impidió terminar la frase”.
Según él lejos de discriminar a los pobres señalándolos como posibles delincuentes lo suyo ha sido una carrera de hombre operativo que le permite tener empatía con la tropa. “Hoy D’Angelo –sostiene en tercera persona– que tiene la máxima responsabilidad es un hombre que estuvo siempre operativo.” ¿Y eso que significa? “Que un fui heridos dos veces, un tiro me entró en la cara y me salió por la base de la nuca, otro me dejó mal un brazo. Recibí lo que recibe una persona en base a la tarea que hace. El que está en la calle me ve a mi, un tipo sufrido. El sabe que yo lo comprendo porque él también sufre. Y si viene a conducir otro policía no operativo, que capaz...”, dice y deja la frase incompleta.