“Si a un niño se lo confronta con su agresor sexual, se lo está revictimizando. En muchos casos, la presencia amedrentadora del agresor los hace retractarse o no hablar durante el juicio oral”, señaló a Página/12 el fiscal de Cámara ante el Tribunal de Casación de la provincia, Jorge Roldán. Cuando los medios técnicos lo permiten, aclaró Roldán, el imputado puede seguir la declaración del chico o de la chica a través de una cámara Gesell. Pero cuando no existe esa disponibilidad, como en el caso del Tribunal Oral Nº 1 de Dolores, se lo puede trasladar a una sala contigua en la que accede al audio del testimonio, y tiene la posibilidad de plantear preguntas a través de su defensor.

El abogado Juan Pablo Gallego, asesor del Comité de Seguimiento de la Convención de los Derechos del Niño, recordó que hace unos años, a propuesta del juez Carlos Rozansky (actualmente juez federal de La Plata y uno de los fundadores de la Asociación Argentina de Prevención del Maltrato Infantil), se modificó el Código Procesal Penal de la Nación y se estableció que en casos de abuso sexual infantil el niño sólo declare ante un psicólogo designado por el tribunal en un gabinete especial y sin presencia del imputado. “No puede ser interrogado ni recibir repreguntas ni siquiera de los jueces. Desde que se introdujo esta modificación, se incorpora en los tribunales nacionales la declaración escrita del chico por lectura en el debate oral. Pero esta norma no está incorporada al Código Procesal bonaerense”, precisó Gallego, que actúa como querellante en el juicio contra el cura Julio César Grassi por corrupción y abuso de menores. “Si un chico tiene que enfrentarse cara a cara en el juicio oral con su agresor, puede sufrir una desestabilización tremenda. El defensor puede aportar tres o cuatro testigos que lo descalifiquen. Además del daño emocional que puede sufrir, esa situación puede lograr que el chico se retracte. Y el punto es cómo interpreta el tribunal esa retractación, cuando no están especializados en este tipo de casos. Lo lógico es que el chico no concurra al debate”, concluyó Gallego.