Tal vez sea una forma de gambetear el dolor, de no frenar y dejar que la angustia se los trague. Los padres de los chicos del colegio Ecos fallecidos en el accidente de la ruta 11 el 8 de octubre no paran: ya han mantenido reuniones con el ministro del Interior, Aníbal Fernández; con el secretario de la Presidencia, Oscar Parrilli; con el ministro de Educación, Daniel Filmus; el de Trabajo, Carlos Tomada; el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, y también la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Patricia Vaca Narvaja. La idea es lograr que las cosas cambien en las rutas argentinas. Y ya les han arrancado compromisos a varios ministros. Ayer, cuando se cumplían dos meses de la tragedia, estuvieron en el peaje de la autopista a La Plata y repartieron volantes y calcomanías con sus propuestas.

Sergio Levín tiene unos minutos antes de la siguiente reunión, en este ritmo febril que se han impuesto los padres, decididos a que del drama que desgarró a sus familias salga algo positivo. El tiempo le alcanza para enumerar la maratónica ronda de reuniones con altos funcionarios que han mantenido en el último mes y medio, desde que se unieron para redactar un petitorio donde reclaman un cambio en la seguridad vial. Junto con los compañeros de sus hijos lo llevaron por calles, parques y recitales: estuvieron en los de León Gieco y Víctor Heredia y este fin de semana buscarán firmas entre quienes vayan a escuchar a Andrés Calamaro. También lo colgaron en su página de Internet (www.tragediadesantafe.com.ar). Hoy ya tienen 120.000 firmas y quieren seguir hasta conseguir un millón. El objetivo no es usarlas para forzar una legislación: “Se trata de crear conciencia –dicen– persona a persona”.

Sólo pasaron dos meses desde el día en que un chofer pasado de alcohol se llevó por delante con su camión el micro en el que volvían del Chaco los chicos del Ecos. Nueve alumnos y una docente murieron, decenas resultaron heridos. Para conmemorar la fecha, los padres fueron al peaje de la autopista Buenos Aires-La Plata, donde repartieron volantes y calcomanías. El afiche que confeccionaron dice “Un conductor alcoholizado dejó la vida de nuestros hijos al costado del camino, destruyendo nuestras familias. Luchemos juntos para salvar la tuya”.

La animación de ese mismo afiche aparece en spots emitidos en las pantallas del subte, tras un acuerdo con Metrovías. Las propuestas que se leen allí –control de alcoholemia en las rutas, de velocidades máximas– son las que los padres discutieron con varios ministros. Aníbal Fernández, el titular de Interior, prometió volver a recibirlos pronto. “El consideró que algunas de las medidas, como el registro único de carnets de conducir, eran problemáticas por cuestiones de jurisdicción –explica Levin–, pero en cambio otras podrían realizarse ya: el control de alcoholemia, la revisión total de venta de bebidas en las rutas nacionales y el registro de descanso de los choferes. Esto es articulado con las secretarías de Transporte y Trabajo. Claro que hay algunas dificultades: el ministro Tomada nos contó que cuando asumió tenía 20 inspectores. Ahora tiene 400, pero igualmente no son suficientes.”

A Daniel Filmus, ministro de Educación, le pidieron que vuelva a dictarse en las escuelas Educación Vial. Lo que ya consiguieron es que en el cierre del ciclo lectivo de las escuelas primarias se lea un texto elaborado por ellos. Y Filmus también se comprometió a que desde 2007, el 8 de octubre se conmemorará el día del estudiante solidario, en honor a los chicos fallecidos, que volvían de una escuela del Chaco apadrinada por el colegio Ecos. En uno de los tantos encuentros les dijeron que el Ejecutivo ha decidido declarar 2007 como año de la seguridad vial. Tienen esperanzas de que eso signifique algo.