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A fin de mejorar la eficacia policial –y al mismo tiempo desactivar al menos parte de las quejas de la fuerza–, el gobierno bonaerense resolvió ayer convocar a dos mil policías retirados para que custodien a los presos alojados en comisarías y aumentar en un 50 por ciento los presupuestos de las “cajas chicas” de las seccionales.
La medida dispuesta implica incrementar en un 50 por ciento los montos presupuestados para las cajas chicas de comisarías, a fin de garantizar patrullajes y operativos. Es que, tal como venían quejándose muchos policías, en numerosas comisarías ni siquiera había dinero para pagar las nafta de los patrulleros.
Además, el gobernador Felipe Solá anunció que serán incorporados entre dos mil y tres mil suboficiales retirados para vigilar presos en comisarías. “De esta manera se podrá disponer de más efectivos en la calle”, indicó. La semana pasada el gobierno fracasó en un intento de enviar unos dos mil presos alojados en comisarías a distintas cárceles, ya que el Servicio Penitenciario Federal advirtió que no existía la infraestructura para recibirlos.
Entre las medidas anunciadas también está el envío de un proyecto de ley que modifique el estatuto del personal policial para que los efectivos que fueron heridos puedan desempeñar tareas administrativas, lo que permitirá que los que las realizaban puedan ir a la calle.