FORTALEZAS Y DEBILIDADES DE LA ECONOMIA CHINA
Los dilemas del gigante
China es la atracción del mundo económico. Todos quieren entrar a ese mercado que crece a ritmo vertiginoso. Argentina no es la excepción, como muestra la misión numerosa que encabeza Néstor Kirchner en estos días.
Por Gustavo Girado *
Hay un debate reciente entre los analistas de la economía china, que subsumen en metáforas aeronáuticas: la velocidad de misil de la economía china y sus problemas al regresar a tierra, y si las autoridades podrían pilotear tal situación o si su aterrizaje será suave o brusco. Vale resaltar apenas unas cuestiones de este último aspecto. Hoy lo que haga China impacta en todo el mundo. Sus medidas de política interna son neutras para cada vez menos economías. De hecho, se sostiene que Japón ha conseguido salir de su estancamiento gracias a la poderosa demanda china. Tampoco está de más reiterar que la suba en los precios de las materias primas industriales y agrícolas está directamente relacionada con la demanda china, que ya explica el consumo del 30 por ciento de las materias primas mundiales. Obviamente, el transporte internacional también ve crecer sus precios rápidamente ante la ausencia de bodega disponible.
Su crecimiento económico asombra, pero se destacan los aún más rápidos incrementos de las tasas de ahorro e inversión.
China viene de tres trimestre consecutivos con incrementos interanuales en las inversiones en activo fijo superiores al 9 por ciento. Hay sobreinversión en algunos sectores: acero, cemento, metales no ferrosos, automotor, construcción y aluminio. Hacia ellos se dirige una serie de medidas de política, con epicentro en el sistema bancario, que es el que fondea sus proyectos alentados por la impresionante masa de ahorro y el crecimiento del M2, en parte como producto de la inversión extranjera directa que ingresa a China. El recalentamiento sectorial pone en evidencia aún más los desequilibrios estructurales de China generando cuellos de botella, entre los que se cuentan el abastecimiento de energéticos. No solamente se intensifican los cortes, sino acaba de aumentar el precio de la energía en una vasta parte del país.
Se decidió controlar los préstamos que se dirigen a esos sectores, cancelar muchos de los ya aprobados, auditar estrictamente las entidades que los tengan en carpeta y subir la tasa de redescuento, entre otras medidas. Debe recordarse que los cuatro bancos estatales más importantes se encuentran abarrotados de préstamos otorgados a empresas estatales que jamás cobrarán (non performing), lo que no sólo reduce la calidad de sus carteras sino que los convierte en demandantes incansables y privilegiados de fondos fiscales. La batería de medidas se concentró el último abril, y recién se están conociendo estos días los primeros resultados de índices y variables que recibieron su impacto pleno: cae la velocidad en el crecimiento del activo fijo, de M2 y el ingreso de la IED. Es conveniente esperar un poco más para ver si los resultados son los esperados. Sin embargo, es probable que en pocos meses la autoridad monetaria vuelva a aumentar los coeficientes de reserva de los bancos comerciales e incremente los controles a la inversión donde haya exceso de capacidad. Aunque las autoridades parecen confiar en medidas graduales, es posible que tengan que recurrir a otras más radicales, como aumentar la tasa de interés (desde hace dos años en 5,3 por ciento), ya que al crecer la inflación (la anualizada estaría en 4,8 por ciento), la tasa de interés real se acerca a cero. Si esa política monetaria más restrictiva se suma al previsible peor comportamiento del sector exportador, el resultado puede ser un enfriamiento de la economía. Posiblemente seamos pronto testigos de un aterrizaje brusco, pero sólo en algunos sectores. El dilema es que China necesita compaginar un fuerte crecimiento del PIB que permita un nivel de actividad que asegure la estabilidad social (millones se incorporan por año al mercado de trabajo y otros tantos son despedidos de las empresas estatales en reestructuración), con una ralentización que evite que se continúen acumulando desequilibrios. El problema para las autoridades parece consistir en cómo seguir creciendo sin que aumente la inflación, el desempleo, el déficit, las disparidades de ingreso y regionales, entre otras pequeñeces de la agenda política de China.
* Consultor en el Ministerio de Economía, docente y titular de Asia & Argentina.