Domingo, 16 de octubre de 2011 | Hoy
LA ECONOMíA LOCAL Y LA CRISIS MUNDIAL
Crecen la incertidumbre y los interrogantes sobre el futuro de la economía mundial. El centro de la crisis está en Estados Unidos y Europa. Argentina mira a China y Brasil. ¿Qué puede pasar?
Por Eduardo Lucita *
La crisis mundial se desenvuelve sin solución de continuidad. Lejos de verse una salida, lo que se percibe es su aceleración y profundización. El escepticismo y la pérdida de confianza han ganado a los organismos internacionales que recalculan a la baja sus proyecciones globales. El pronóstico es caídas y estancamiento en los países centrales; continuidad del crecimiento en los emergentes. Las discusiones giran ahora sobre estancamiento o recesión. ¿Se ingresará en un nuevo período recesivo o tendremos una economía de crecimiento mundial anémico que durará varios años?
América latina está mejor parada que otras veces frente a la crisis, pero ningún país está blindado. Argentina tampoco. Lo que está en discusión es la eventual magnitud del impacto y si éste puede colarse por el circuito financiero o por el comercial.
Por la vía financiera no pareciera que el país pudiera tener problemas en lo inmediato. Luego de la crisis 2001/2002 la banca se concentró, goza de tasas de ganancias altísimas financiando al Estado, prestando para el consumo y sólo con cuentagotas para inversiones de riesgo. La deuda pública no es por el momento un dato restrictivo para la economía, puesto que tanto por su composición como por sus vencimientos es administrable por el Gobierno. Por ahora el país se autofinancia. Este “aislamiento de los mercados financieros globales”, como gustan señalar críticamente la oposición derechista y los gurúes neoliberales, refuerza la hipótesis de que la crisis mundial no golpearía por el costado financiero.
La vía comercial es la que aparece como una amenaza más tangible y probable. Varias veces se ha señalado que el crecimiento económico no ha sido sólo producto del viento de cola. Más de la mitad del crecimiento de los últimos años se explica por medidas de política económica que han favorecido el mercado interno (consumo + inversión). Esto no significa que las exportaciones no tengan importancia. Al contrario, proveen los dólares necesarios para mantener el nivel de reservas y los que requiere la industria para comprar sus insumos y equipos. Por otro lado, las retenciones a las exportaciones agrarias constituyen una fuente de ingresos fiscales absolutamente necesaria para sostener el nivel de subsidios del Estado.
En los años ’90 el país enviaba a Europa el 30 por ciento de sus exportaciones, hoy es poco más de esa mitad: 17. Al Nafta va sólo el 8, lo mismo puede decirse de las importaciones. El comercio exterior se diversificó y ya no muestra la inserción internacional clásica. Por el contrario, el Mercosur, con el 25 por ciento y la Asean (China y el sudeste asiático), con el 16 por ciento, son los principales socios comerciales. China no es el único destino de nuestras exportaciones agrarias. También lo son India e Irán, el Magreb africano y Medio Oriente. Pero la demanda china es la que domina el mercado y fija los precios internacionales. Por su parte, Brasil es el principal receptor de nuestras exportaciones industriales, especialmente automotores, plásticos, químicos y aluminio.
Se da así la siguiente paradoja: el crecimiento de la economía mundial hoy depende mucho de los llamados emergentes, especialmente de China y Brasil, al mismo tiempo de esos dos países, segundo y primero en nuestras relaciones comerciales, es de donde pueden venir las dificultades producto de la crisis internacional. En la coyuntura se verifica una desaceleración de la economía china, sin embargo los especialistas insisten en que su PBI puede eventualmente llegar a reducir su tasa de crecimiento hasta un 7 por ciento, pero no más que eso, porque es el mínimo crecimiento que necesita para seguir incorporando población rural excedente a las ciudades. ¿Cuánto puede incidir? No es posible saberlo a priori, pero China viene desde hace más de 15 años apoyando el cambio de la dieta alimentaria y urbanizando unas 10 millones de personas/año. No parece que deje de demandar alimentos. Por otro lado las proyecciones del PBI dadas a conocer recientemente sólo muestran una caída de medio punto para 2012.
La situación con Brasil es más compleja. Más de la mitad de sus exportaciones están constituidas por materias primas cuyos destinos son principalmente China y Estados Unidos. Al mismo tiempo que coloca en nuestro país buena parte de sus exportaciones industriales. Además sus reservas, a diferencia de las argentinas, tienen un alto componente de capital golondrina. Sin embargo, funcionarios del Gobierno, especialistas y empresarios manifiestan “no advertir por el momento pérdidas significativas de competitividad de la economía real”. Para unos y otros el riesgo estaría en una caída en la tasa de crecimiento. Esto sí complicaría las exportaciones industriales de nuestro país.
Un problema adicional es la sobreproducción mundial de productos industriales que ya presiona sobre nuestro mercado interno. China tiene una política exportadora agresiva, mientras que la devaluación en Brasil abarata sus productos que no tienen cargas arancelarias en el Mercosur.
Como síntesis provisoria, la caída en los precios de las materias primas no afectaría a los productores que mantienen un amplio margen de beneficio, aunque en dólares sus costos están creciendo. El Estado sí vería debilitados sus ingresos fiscales vía retenciones. Una caída en las exportaciones industriales significaría menor ingreso de dólares y un mayor deterioro de la cuenta corriente ya complicada por el fuerte crecimiento de las importaciones. Por lo demás, afectaría el empleo sea por reducción de horas extra, suspensiones, caída de contratos y despidos.
El Gobierno demostró capacidad de intervención en el 2008, pero la crisis actual convive con desajustes y desequilibrios locales que fue acumulando el ciclo expansivo. El margen de maniobra es ahora menor que entonces. Si la crisis se extiende más allá de lo coyuntural, el Gobierno no tendrá alternativas. O deja que se descargue sobre los trabajadores y los sectores populares o la enfrenta y esto requerirá de medidas más profundas que en el 2008, que afectarán intereses capitalistas. Poder político tendrá, la cuestión estará centrada en las decisiones
* Integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda.
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-¿Se ingresará en un nuevo período recesivo o tendremos una economía de crecimiento mundial anémico que durará varios años?
-América latina está mejor parada que otras veces frente a la crisis, pero ningún país está blindado.
-Un problema adicional es la sobreproducción mundial de productos industriales que ya presiona sobre nuestro mercado interno.
-La crisis actual convive con desajustes y desequilibrios locales que fue acumulando el ciclo expansivo.
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