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Antes que nada, es importante remarcar que Monsanto sólo ha encarado acciones contra la importación de glifosato de origen chino vendido a precios en condiciones de dumping en el mercado argentino. Nosotros apoyamos plenamente el ambiente competitivo, sin embargo, pedimos que todo el mundo juegue con las mismas reglas.
Esta medida de ninguna manera busca perjudicar al productor, quien es en definitiva nuestro cliente. Lo que intenta esta acción encarada por Monsanto es simplemente permitir el mantenimiento de una industria nacional que da empleo a cientos de familias argentinas (en la planta de Zárate emplea a 500 personas en forma directa e indirecta) y que le ha ayudado al productor argentino, a través de la introducción permanente de nuevas tecnologías, duplicar sus cosechas en sólo cinco años.
Está claro que nuestras inversiones están ayudando al productor agropecuario a competir frente a otros países cuyas producciones se encuentran subsidiadas, además de proteger el medio ambiente y colaborar con el agricultor para abordar las preocupaciones de la comunidad sobre temas relacionados con el uso de insecticidas.
Se ha mencionado que la industria nacional de glifosato pretende generar un monopolio en el mercado de glifosato. Esto es totalmente falso. En la Argentina existen dos productores nacionales de glifosato –Monsanto y Atanor– que generan más de 700 puestos de trabajo calificado en el país, a la vez que invierten anualmente importantes sumas en introducir permanentemente nueva tecnología que ha permitido al productor agropecuario obtener los rindes extraordinarios de los últimos años. Asimismo, y con inversiones mínimas, otro número similar de empresas locales, como Icona, que estarían en condiciones de producir este herbicida en el país, de contar con un ambiente de justa competencia.
Por otro lado, y de acuerdo con datos del Senasa, existen hoy otros 10 países registrados, productores de glifosato alternativos a la República Popular China (Dinamarca, Brasil, EE.UU., India, Sudáfrica, Israel, Taiwan, Bélgica, Inglaterra y Australia). Si bien es cierto que algunos de estos países han reducido considerablemente su volumen de ventas a nuestro país, ello ha sido en razón de las condiciones desiguales que hoy se están dando en el mercado y que se tratan de corregir con esta medida.
Asimismo cabe destacar que en el caso de que se establezca una tarifa antidumping, ello no significa que se deje de importar desde China sino que se pone a la industria argentina en un mayor grado de equidad en la competencia. Por estos motivos, es imposible que se pueda producir una situación de monopolio en un mercado que ya hoy cuenta con diversos productores locales a la vez que internacionales. Lo que se busca no es ni más ni menos que un marco que favorezca el ambiente competitivo, para lo cual pedimos que todo el mundo juegue con las mismas reglas.