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Por Susana Díaz

El nuevo equipo de profesionales que participarán en las políticas para el sector agropecuario de Néstor Kirchner –entre ellos Carlos Cheppi, Jesús Leguiza, Carlos Milesevic y Javier Urquiza– está convencido de que el principal incentivo que en el corto plazo tendrá el campo será un dólar alto, en torno a los 3,10 pesos. Este valor de la divisa será sostenido con expansión monetaria. Las mejoras impositivas no estarán circunscriptas a los reclamos sectoriales sino que dependerán de la evolución que registre el Producto. “Las primeras medidas no serán específicas sino macroeconómicas”, sintetizó a Cash uno de los integrantes del equipo que ocupará la Secretaría de Agricultura. “Habrá una reforma impositiva general en busca de una mayor progresividad. Las rebajas de los impuestos distorsivos sólo vendrán cuando aumente la recaudación, las disminuciones de alícuotas serán globales, no sólo para el campo”, expresó. Quienes estén esperando una rebaja en las retenciones o que les permitan aplicar el ajuste por inflación deberán esperar.
Por ahora, las únicas acciones inmediatas serán “para la recomposición de planes de apoyo a los sistemas de organización de los pequeños y medianos productores”, por ejemplo en la asistencia financiera a los programas rurales, como Cambio Rural y el Programa Social Agropecuario.
En la agenda del nuevo gobierno también se cuentan medidas de apoyo a las economías regionales. Entre las ideas que se discuten está la creación de fondos fiduciarios con fines específicos, los que podrán ser suscriptos por inversores privados.
En cuanto al problema del endeudamiento, junto con el impositivo, uno de los más sensibles para el sector, el equipo de Kirchner considera que si bien la masa total de los pasivos sectoriales se redujo sensiblemente, tanto por la licuación derivada de la devaluación como por los mejores resultados en términos de ingresos, esta realidad responde más a la situación de los medianos y grandes propietarios de la zona pampeana que al conjunto del país. Para los sectores más endeudados propondrán entonces una solución similar a la implementada en Santa Cruz, donde existieron planes de refinanciación a 10 y 20 años con tasas de entre el 2 y el 3 por ciento anual.