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Por JosE Salvador CArcamo

En la década del 90 hubo sucesivas crisis financieras: el Tequila, en el sudeste asiático, Rusia, Brasil y la Argentina. ¿Cuáles son las perspectivas de la economía mundial, dado el menor crecimiento de Estados Unidos?
–Lo más probable en términos generales es que haya un nuevo auge de ingreso de capitales a las economías emergentes después de cinco años de escasez. A esa nueva abundancia de capitales le seguirá otra escasez, porque no se ha aprendido a manejar el exceso de fondos externos sin distorsionar la economía nacional.
¿Cómo enfrenta el movimiento de capitales la economía chilena?
–En Chile han ido reduciéndose las restricciones al flujo de capitales. Toda América latina en los últimos años ingresó en la senda de lo que se llama la trampa financiera, de la cual es muy difícil salir. El peor fue el caso argentino: estaban tan entrampados que para salir tuvieron que vivir una situación traumática.
¿Se pueden enfrentar las oscilaciones de los flujos financieros?
–En el caso chileno existen garantías de los depósitos bancarios hasta cierto límite. En la gran crisis financiera de Chile de 1983 no había garantías. Cuando las quiebras fueron muchas el gobierno salió a salvar al sistema financiero. El gran secreto se encuentra en la calidad del manejo macroeconómico. No se puede impulsar un crecimiento económico como el argentino de la primera mitad de la década del 90, basado en fondos del exterior de corto plazo. La gran crisis chilena del ‘82-’83 fue porque tuvo un auge todavía más intenso que el argentino: en el período ‘77-’81 la economía entró en una burbuja con fondos del exterior. Entonces es importante pensar en el papel que juegan las garantías en el sistema financiero, las supervisiones y las regulaciones prudenciales.
¿Cómo evalúa las negociaciones con el FMI?
–Se pueden observar señales de optimismo. Las declaraciones del director ejecutivo del FMI, Horst Köhler, y de otros funcionarios del organismo reflejan aprendizajes. El Fondo ha sido muy dogmático y le hizo daño a la Argentina. Le recomendó fortalecer las líneas equivocadas, profundizando errores. Se dio cuenta muy tarde de los problemas y después siguió haciendo recomendaciones equivocadas. Para salir de las crisis hay que producir más y no menos. Es como el caso del trabajador que para pagar su deuda pierde el trabajo. Necesita trabajar para poder pagar sus deudas. Ante sus profundos errores, en el FMI se pueden observar indicios de rectificación con un enfoque más practico y realista. Ojalá eso se ponga en práctica en la reestructuración de la deuda de Argentina.