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Domingo, 22 de mayo de 2016

BAJA DEL CRUDO, INVERSIONES Y RIESGO DE DESPIDOS

“Existe una inestabilidad muy grande”

Rodolfo “Chiru” López, coordinador del Observatorio Universitario Patagónico de los Hidrocarburos y la Energía de la Universidad Nacional de la Patagonia-San Juan Bosco, explica la crisis petrolera en la Cuenca del Golfo San Jorge.

 Por Natalia Aruguete

Desde Comodoro Rivadavia

Luego de la histórica movilización del viernes 6 de mayo que aceleró una respuesta parcial de las petroleras de la Cuenca del Golfo San Jorge, los trabajadores siguen en estado de alerta hasta el cumplimiento total del compromiso de reactivar 12 equipos de producción de los 22 que se encontraban inactivos. El Observatorio Universitario Patagónico de los Hidrocarburos y la Energía de la Universidad Nacional de la Patagonia-San Juan Bosco, calcula que la producción de petróleo en la Cuenca -entre la perforación de nuevos pozos y la dosificación de los existentes- cayó en enero un 10 por ciento respecto de igual mes de 2015 y que, si el gobierno nacional no cumple con el subsidio acordado para mantener el precio sostén, corren riesgo 2500 puestos de trabajo directos, número que se duplicaría si se contabilizan los puestos indirectos que genera esta actividad en la región.

Cash dialogó con Rodolfo “Chiru” López, ingeniero en petróleo y coordinador del Observatorio. López fue jefe de oficina técnica de perforación de YPF en Comodoro Rivadavia, entre 1976 y 1991, y despedido “por razones políticas” –enfatiza– en el marco de su privatización. En 2001 ingresó en Tecpetrol donde se jubiló en 2014.

¿Cuál es la particularidad del conflicto petrolero en la Cuenca del Golfo San Jorge?

–El petróleo que produce tiene alta viscosidad, puede abastecer a las refinerías argentinas pero hasta determinada cantidad. El resto se vende en el exterior. Hasta fines de 2014, aunque se cobraba menos que el precio del crudo de unos 100 dólares, era un precio alto y a las empresas podían hacer mantener la actividad que requería cada pozo. Pan American cuenta con un yacimiento que tiene una alta productividad y es extenso. Es relativamente simple de perforar y está ubicado en una zona plana, con lo que las obras son más baratas. YPF y otras compañías venden en el mercado interno y satisfacen a las refinerías del país porque, a pesar de ser un petróleo viscoso, sirve para las refinerías argentinas. Lo cierto es que hasta 2014 se vendía a un precio tan alto en dólares que las compañías hacían un muy buen negocio. Para el país era bueno porque entraban dólares frescos, y además generaba una gran cantidad de puestos de trabajo por perforación, terminación y mantenimiento de los pozos, y para la actividad periférica de obras, servicios y comercio.

¿Cómo impactó la caída del precio internacional del crudo?

–Dejaron de cerrar los números para el sostenimiento de esos pozos, que incrementaron sus costos por la complejidad de la actividad y porque los salarios petroleros son altos, incluso en valor dólar. Actualmente, un trabajador de base en un equipo de perforación gana alrededor de 38 mil pesos y un supervisor, entre 50 y 60 mil pesos, aunque no toda la actividad maneja esos valores. Lo que ocurre es que ese salario es distinto con un dólar a 10 pesos que con uno a 15 pesos.

¿Qué actitud tomaron las empresas frente al incumplimiento del gobierno nacional?

–Las compañías no querían perforar porque debían invertir mucho y el precio al que lo vendían era menor que la inversión. En esta actividad, la amortización puede ser en 15 años y esa ecuación económica hoy no satisface a los accionistas de la actividad petrolera. Mientras el precio internacional del petróleo se mantuvo alto, las compañías no pedían ayuda, es más, no querían que nadie se metiera en este mercado. A partir de que cayó el crudo, empezaron a tirar la toalla y pidieron a propios y ajenos que por favor sostuvieran la actividad. Y los trabajadores, necesariamente, cayeron en esa encerrona, porque deben reclamar el sostenimiento de la fuerza de trabajo. Además del subsidio de 10 dólares hay otras ayudas económicas como la quita de impuestos, retenciones y otras cuestiones, que permitieron mantener el nivel de producción hasta el año pasado. Pero sólo les cierran los números con esta ayuda económica y el ahorro de todos los argentinos, porque el monto de 7,5 dólares por barril exportado que aporta el gobierno nacional —de un subsidio total de 10 dólares— sale del fisco. Pero como quitó las retenciones al campo y a las mineras, se le achicó el margen fiscal. Entonces para compensar, aumentaron los fluidos: la nafta, el gasoil, la electricidad, el transporte. Eso es fundamental para aumentar la actividad regional y nacional. En Neuquén, por ejemplo, el precio interno del petróleo está pautado en 65 dólares el barril, y acá llega aproximadamente a 55/57 dólares el barril.

¿Por qué esa diferencia?

–Porque el valor intrínseco de Neuquén es mayor, es un petróleo más liviano y las refinerías lo necesitan. En cambio, el petróleo que se consigue acá sobrepasa la capacidad de las refinerías argentinas. La única solución es ampliar la cantidad de refinerías. En lugar de tener una política nacional de economía de escala para que la actividad se sostenga en el tiempo, se aplica el criterio del capitalismo internacional: imponer el concepto de “unidad de negocios” para conseguir la maximización de las ganancias y dejar de lado a los que necesitan ayuda. Allí se evidencia la resistencia de los trabajadores que no se resignan.

¿Cómo repercute este conflicto en la situación de los trabajadores?

–En Neuquén, por ejemplo, el sindicato aceptó una ecuación de crisis de las compañías periféricas: bajar el salario en pesos. El sindicato de Comodoro Rivadavia no quiere aceptar eso; la gente no quiere ganar menos.

¿Cuántos puestos de trabajo estima que se perderían si no se revierte esa situación?

–Si se vuelve insostenible, podría haber entre 2000 y 2500 trabajadores despedidos de los 15 mil petroleros que hay actualmente en la Cuenca del Golfo San Jorge. Eso generará una crisis no sólo en los trabajadores despedidos sino en toda la actividad económica de la región. Hay muchos compañeros de guardia en sus casas que cobran un sueldo equivalente al 60 por ciento del salario de bolsillo. Acá los petroleros trabajan cuatro horas extras todos los días; estando en sus domicilios no cobran esas horas. A eso hay que sumar las horas de viaje y la vianda que les dan por trabajar 12 horas. El problema de estos acuerdos es que son por seis meses y, además, las empresas no se comprometieron a subir todos los equipos, así que hay gente que seguirá en sus casas sin trabajar. Por eso persiste una sensación de inestabilidad muy grande.

¿A qué factores estructurales atribuye la crisis que está viviendo el sector petrolero en la región?

–La pregunta nodal es: ¿por qué razón mandamos el petróleo afuera cuando nosotros lo necesitamos y por qué acá no tenemos las refinerías suficientes para refinar el petróleo? Este gobierno, además, habilitó a las refinerías a que compren petróleo en el exterior. Lo que ocurre es que durante mucho tiempo, tanto a las empresas como al gobierno nacional y al provincial les convenía exportar el petróleo. El gobierno provincial percibía regalías a valor dólar y el gobierno nacional contaba con divisas frescas. Pero desaprovechamos ese dinero para abrir una etapa de industrialización creando refinerías y, con el tiempo, petroquímicas para completar el circuito. En el futuro se tiende a no quemar el petróleo y hacerlo renovable, para lo cual se necesita las petroquímicas.

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Imagen: Télam
 
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