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Domingo, 22 de mayo de 2016

LIBROS > PROYECTO NEOLIBERAL Y LA INVESTIGACIóN CIENTíFICA

La ciencia oscura

Ciencia en dictadura: trayectorias, agendas y políticas represivas en Argentina recoge la producción de diversos investigadores sobre el desarrollo de las instituciones de ciencia y técnica durante el Proceso.

 Por Julian Blejmar

La investigación fue sobre lo ocurrido cuarenta años atrás. Pero sobrevolaban en el ambiente los nuevos tiempos, en los que un proyecto neoliberal vuelve a conducir los destinos de la Argentina. Fue el pasado 1º de abril en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), durante la presentación del trabajo Ciencia en dictadura: trayectorias, agendas y políticas represivas en Argentina (INTA Ediciones) compilado por la historiadora Cecilia Gárgano, en el cual se incluyen las investigaciones de siete académicos sobre lo sucedido en la Secretaría de Ciencia y Tecnología, la CNEA, el Conicet, el INTI y el INTA durante el período dictatorial, instituciones que en conjunto sufrieron al menos 27 desapariciones y tres asesinatos, junto a cientos de detenciones y cesantías.

El físico Diego Hurtado, quien actualmente dirige el Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y la Técnica en la UNSAM y prologó el trabajo, señaló en este sentido que la investigación permitía abrir la caja negra de lo sucedido en las instituciones científicas durante la última dictadura, tanto por la falta de estudios al respecto como por el color que tiñó lo ocurrido, al punto de preguntarse hasta qué punto diversas etapas del país, como las de la última dictadura, no habían modificado la percepción de la Argentina como país occidental y moderno.

La socióloga Dora Barrancos, directora del Conicet en representación de las Ciencias Sociales y Humanas, remarcó la sensibilidad y el apoyo que esta última institución efectuó en los últimos años para recuperar la memoria de lo sucedido en dictadura en los diferentes organismos de ciencia y técnica, lo cual también fue logrado gracias al compromiso de estos organismos por abrir sus archivos. Luego, retomó el concepto de la modernidad, distinguiéndolo del de modernización, pues afirmó que esta última “puede ser escatológicamente reaccionaria”. Así, señaló que la política de ciencia en la Argentina mantuvo en muchas etapas una lógica conservadora, que implicó un clima de sospecha permanente hacia los científicos y la consideración de esta área como “un lujo asiático”, con lo que argumentó que el problema real era la falta de una idea de modernidad en el país.

Por su parte, Gárgano expresó su sorpresa por el hecho de que diversas publicaciones institucionales del INTA de las últimas décadas, “no aludían al Golpe ni siquiera metafóricamente”. Según la investigadora, que además lleva adelante laintervencion.inta.gob.ar donde reúne materiales relativos a la intervención de esta institución durante la última dictadura, en la que se contabilizan al menos seis desaparecidos, tres asesinados, doscientas detenidos y casi ochocientos cesanteados, el INTA sufrió durante el Proceso una progresiva mercantilización de sus actividades, la apropiación privada del conocimiento, y un cambio de dirección en su orientación de sociología rural, que hasta la irrupción de la dictadura se ocupaba de temas tales como sistemas de tenencia de la tierra o promoción de trabajadores rurales, siempre desde un abordaje crítico.

Con todo, a nivel general, Gárgano señaló que no existió en aquellos momentos una política explicita de Ciencia y Tecnología, aunque sí se pudieron encontrar patrones como los presentes en su investigación, es decir represión, tareas de inteligencia, persecución ideológica, cesantías, quita de marco regulatorio, y orientación al campo privado. Así, dio cuenta de la importancia de la compilación para analizar la herencia de estos sucesos en el presente, es decir el “para qué y para quienes de la investigación científica”.

El presente y la actualidad, de hecho, fueron temas recurrentes. Gárgano citó a Daniel Azpiazu y Miguel Khavisse con sus investigaciones sobre los ejes económicos de la dictadura, como el congelamiento salarial, la liberalización de precios y la transferencia de ingresos de trabajadores a grupos concentrados, “cuya semejanza con la actualidad no es mera coincidencia”, añadiendo en este sentido que en relación a la ciencia, “si bien se pueden ver rupturas y continuidades, se observa que la dictadura instaló además de un modelo económico, toda una transformación del tejido social, en donde la ciencia y la tecnología comienza a dejar de estar en varias áreas al servicio de las necesidades del pueblo”. Según Hurtado, “en este caso estudiar el pasado aporta elementos tal vez no suficientes pero si necesarios para pensar la políticas de ciencia y tecnología en la Argentina, pensando que muchas de estas cosas pueden estar tambaleando”. Para Barrancos, “el tiempo está muy crepuscular, las circunstancias van a ser adversas para el campo científico”, aunque confió en la renovación de los últimos años, impulsadas por “la sincera convicción que los Kirchner le imprimieron a las políticas de ciencia y técnica. De 10 laboratorios se pasó a 180, y eso marca que la disputa por el poder no es la misma que en el pasado”.

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