Domingo, 30 de noviembre de 2003 | Hoy
EL BAúL DE MANUEL
Por Manuel Fernández López
1. Y el autor
es...
El libro Lecciones de geometría descriptiva del matemático y físico
francés Gaspard Monge, fundador de la geometría descriptiva y
diferencial, tuvo una consecuencia inesperada: hizo posible el diseño
exacto de las piezas que integran cierto mecanismo complejo. Ello, a su vez,
permitió pasar de la fabricación artesanal, unidad por unidad,
a la fabricación en serie, de objetos con piezas intercambiables, producibles
cada cual en lugares muy distantes entre sí. Una escala mucho mayor a
todas las conocidas se hizo factible, y asimismo la transmisión del conocimiento
entre los productores. La primera industria que aprovechó este enfoque
fue la de fabricación de armas, tanto en Europa como en América
del Norte. Estos milagrosos efectos del dibujo industrial llenaron de esperanzas
a un argentino, quien, acaso viendo la casi completa carencia de capital en
el país, concibió como una vía alternativa la revolución
tecnológica, y propuso fundar escuelas de dibujo orientadas a la producción
manufacturera: “No debemos abandonar aquellas industrias y fábricas
que se hallan ya establecidas en los países que están bajo nuestro
conocimiento. Antes bien, es forzoso dispensarles toda la protección
posible, y que igualmente se las auxilie en un todo y se les proporcionen cuantos
adelantos puedan tener, para animarlas y ponerlas en estado más floreciente.
¿Cómo las pondremos en este estado? Con unos buenos principios.
Los buenos principios los adquirirá el industrial en una escuela de dibujo,
que sin duda es el alma de la industria. Algunos creen inútil este conocimiento,
pero es tan necesario que todo artesano lo necesita para perfeccionarse en su
oficio: el carpintero, cantero, bordador, sastre, herrero y hasta los zapateros,
sin saber dibujar, no podrán cortar unos zapatos con el ajuste y perfección
debida. Aun se extienden a más que los industriales los beneficios que
resultan de una escuela de dibujo; sin este conocimiento no se entenderán...
los diseños de las máquinas eléctricas y neumáticas...
Juzgo inútil detenerme en probar ni hacer ver los adelantos que resultan
a la industria con el dibujo, pues son bien notorios; baste por ahora decir
que es general el medio de adelantar la industria por el dibujo”. (En
el texto aparece industria e industrial en lugar de “artes” y “artista”,
respectivamente.) ¿Quién era este argentino? La respuesta, abajo.
2. Y el autor
es...
La primera interpretación de las crisis económicas fue concebirlas
como calamidades súbitas, inesperadas e impredecibles. La interpretación
moderna se debe al médico francés Clément Juglar, autor
de De las crisis comerciales y su retorno periódico, donde una crisis
es un momento de un proceso continuo, movido incesantemente por el sistema económico.
Decía Juglar en la “Conclusión” de su obra: “1)
El total anual de los descuentos, después de haberse elevado durante
un cierto número de años, en medio de una prosperidad general,
a una cifra cinco o seis veces superior a la del punto de partida del período,
disminuye bruscamente para volver a tomar un nuevo y no menos animado vuelo,
después de la liquidación forzada que se opera entonces. 2) La
reserva metálica, después de haber disminuido gradualmente durante
el mismo período, desciende en el último año al tercio
o cuarto de la cifra del punto de partida; es en ese momento que estalla la
crisis. 3) En el curso de la liquidación que sigue a la crisis, de un
lado la suma de los descuentos se reduce a una cifra algunas veces insignificante
(Francia, 1849); del otro, la reserva metálica, que de resultas de un
retardo de los cambios se eleva con una rapidez tal que, en dos o tres años,
ella alcanza y aun excede a la circulación de los billetes (Francia,
1851). 4) Pero una vez alcanzado este término, se produce un movimiento
en sentido contrario. Las transacciones prosiguen, los descuentos se aumentan,
la reserva se comienza a disminuir, y esta doble fuerza continúa obrando
en sentido inverso hasta que una nueva crisis la detiene. Puédese, pues,
con la sola inspección de los descuentos y de la reserva, durante cinco
o seis años, darse cuenta del grado de proximidad o de alejamiento de
una crisis. En cada período encontramos la sucesión de los mismos
accidentes: aumento rápido de la cartera, disminución de la reserva,
agotamiento de las cajas del banco”. Juglar tardó en ser reconocido,
pero uno de sus primeros seguidores fue un argentino, que utilizó a Juglar
para analizar la crisis que castigó al gobierno de Avellaneda, aunque
amplió esa perspectiva para estudiar Las crisis económicas en
Sudamérica. El texto transcripto lo escribió Juglar, claro, en
francés, pero lo puso en castellano su seguidor argentino, agudo y competente
estudioso de la política del país. ¿Quién era ese
argentino? La respuesta, abajo.
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