AGRO › LA “DESCENDENCIA” DE SEMILLAS TRANSGENICAS
Pelea por las “bolsas blancas”
Por Susana DIaz
Las entidades empresarias del campo iniciaron una fuerte campaña de oposición a las “regalías extendidas”, a las que simplemente consideraron como una propuesta “ilegal”. Se trata de la pretensión de las multinacionales productoras de semillas transgénicas de cobrar una regalía más allá de la que realizan sobre la venta de los organismos genéticamente modificados, extendiendo el cobro también sobre la descendencia de sus productos. La producción de estas simientes, que multiplicaron la productividad agrícola, involucró un complejo proceso de investigación y desarrollo tecnológico, por lo que en principio resulta lógico que sus productores pretendan una remuneración por la millonaria inversión realizada. Sin embargo, pretender extender este cobro a la descendencia, pagando una alícuota cada vez que se siembra, es un poco más complejo.
El verdadero problema deviene, en realidad, no de que los productores guarden una parte de su cosecha para volver a sembrarla, sino del desarrollo de una verdadera industria negra de las llamadas bolsas blancas, un tema que ya ha sido tratado en esta sección. Esto es la “especialización” de algunos productores agropecuarios en la producción de semillas truchas.
En un comunicado que lleva la firma de Coninagro, Confederaciones Rurales, Federación Agraria y la Sociedad Rural, los empresarios del campo expresaron que “la Ley de Semillas es lo suficientemente clara en la determinación de los derechos que les asisten a los productores”. Asimismo rechazaron los controles que los semilleros aplican a los agricultores por considerar que son realizados “con actitudes intimidatorias, equivocando el blanco de los verdaderos infractores de la ley que es el comercio marginal”.
La explicación dada en su página web por la Asociación Argentina de Protección de las Obtenciones Vegetales, ergo: los semilleros, es que este nuevo sistema “se fundamenta en el Valor Tecnológico que aportan al productor las nuevas variedades de avanzada con mejoras de rendimiento y estabilidad de producción, incorporándoles tecnología de resistencia a enfermedades, insectos o herbicidas, permitiendo al productor ser eficiente en su rentabilidad y sustentabilidad de producción”. Los empresarios del campo no piensan lo mismo. Para ellos la cuestión pasa por respetar la ley vigente, sancionada hace varias décadas, cuando los transgénicos no existían, y combatir a los “productores” truchos.