DíA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES
Cambiamos
El próximo 8 de marzo, ese día que conmemora una huelga textil que terminó con los cuerpos quemados de más de un centenar de trabajadoras, amanecerá en la celda donde Milagro Sala está presa, repartirá sus flores mientras las miles de despedidas de distintas áreas del Estado buscan hacer visible que su ausencia en los puestos de trabajo es menos protección de derechos, sobre todo de las personas más vulnerables. Se marchará en la calle reclamando por el acceso al aborto legal, seguro y gratuito mientras el Programa de Salud Sexual y Procreación responsable se reduce al mínimo y pone en riesgo la distribución de anticonceptivos. Alguna travesti será encarcelada el 8 de marzo mientras se demanda por el fin de la violencia machista; es lo que viene sucediendo a diario. La palabra femicidio, esa conquista política y de sentido que terminó con el discurso del “crimen pasional” se borrará un poco más, así como se borró de la memoria y el manual de estilo de la agencia de noticias del, nada menos, Ministerio de Justicia. Las migrantes volverán a sentirse perseguidas por “extranjeras” y no acudirán al hospital público porque quién quiere elegir entre maltratos. Y el pacto social contra la impunidad sobre los crímenes de la última dictadura militar va a deshilacharse un poco más mientras vuelve renovada la teoría de los dos demonios. Apenas se podrá morigerar el lento goteo por donde se escurren tantos derechos con la buena noticia que fue el nombramiento de una feminista, Fabiana Túñez, en el Consejo Nacional de las Mujeres. Este 8 de marzo,las demandas nunca satisfechas como el derecho a decidir sobre sus propios cuerpos y las insuficientes políticas para detener la violencia machista volverán a reclamarse; pero se sumarán otras consignas, algunas que se creían conquistadas. Aquí, ocho mujeres que están a diario en el territorio, siguiendo de cerca los temas de la agenda de las mujeres y otros grupos vulnerables, dan el alerta sobre lo que está en riesgo y también el ejemplo de activismos renovados que le ponen el cuerpo a los embates más retrógrados.
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