María Florencia Alcáraz
› Por Laura Rosso
Era el 2003 y todavía no se hablaba de femicidio en los medios de comunicación. Faltaba recorrer parte del camino para conquistar esa palabra. Ese año Sandra Reiter fue asesinada por su pareja de un balazo en la espalda, y María Florencia Alcaraz estudiaba Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Matanza. Florencia se acuerda de ese hecho porque conocía a Sandra, conocía la historia y conocía el contexto. Los medios locales hablaban de celos y crimen pasional y eso le sonaba raro. Fueron tiempos de formación para ella, que ya orientaba sus trabajos hacia los derechos de las mujeres. Quedó impactada cuando en 2005 asistió en Mar del Plata a su primer Encuentro Nacional de Mujeres, y se lanzaba la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. El portal Cosecha Roja le dio la oportunidad de escribir sobre el caso de las hermanas Ailén y Marina Jara. De ahí saltó a Infojus, la agencia de noticias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, creada en 2013. En estos tres años escribió sobre los femicidios de Ángeles Rawson, Melina Romero, Suhene Carvalhaes Muñoz, Lola Chomnalez, el caso de Reyna Maraz, la absolución de Yanina González, acusada de matar a su hija, el travesticidio de Diana Sacayán, y más. Hasta que la nueva gestión arribó a Infojus el 10 de diciembre y las cosas cambiaron. “El maltrato comenzó ese mismo día con la intervención, siguió con el rebote de sumarios, los despidos y terminó con el borrado de las notas, que es lo más hostil que vivimos y lo más difícil de revertir. Que no nos dejen cubrir los femicidios para mí fue lo más grave y lo que me dio una pauta de lo que quería esta gestión. Es muy violento que borren tu trabajo, se equipara con quemar libros como en la dictadura, no tengo dudas. Y también es desprestigiarnos porque dijeron que éramos una agencia activista y de propaganda”. A eso, Florencia responde: “Sí, éramos activistas por los derechos de las mujeres, por los derechos de los pueblos originarios, por los derechos de los putos, de las lesbianas, de los pibes a los que la policía les pega en la calle, éramos activistas de eso.”
El periodismo de género le pasa por el cuerpo porque lo personal es político y entonces ella puede estar en un recital en el Konex y recibir un llamado en el que le avisan de un allanamiento en un prostíbulo, y salir a registrarlo. “Con los despidos se desecha ese aprendizaje que construimos colectivamente en Infojus. Que el Estado no quiera y no valore eso es muy triste. Hay también un doble discurso. Es demagógico que Macri reciba a familiares de víctimas de femicidio pero no quiera un portal que los difunda.”
En la cuenta de twitter de Florencia muchos se alegraron con los despidos de Infojus, pero se le puso la piel de gallina cuando leyó: Tenés una cosita entre las piernas, ahora la vas a tener que usar o sacar el trapo de piso. “Hay gente que está disfrutando que nos quedemos sin laburo, que se dejen de contar estas historias, y que no existan estos espacios. El macrismo empodera a los proxenetas y a los policías. No hay lugares para asistencia de violencia machista pero sí para talleres clandestinos.”
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