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Viernes, 25 de febrero de 2005

ENTREVISTA

La entrañable fortaleza

Sobre el Che, dice Julia Constenla, hay más biografías de las soportables (incluida una escrita por su propio padre). En cambio, nadie se había preguntado por Celia Guevara de la Serna, su madre, la mujer que –en una historia generalmente escrita a manera de gesta masculina– se casó ya embarazada, lo crió y acompañó a la distancia en la revolución cubana. Sobre ella y la tarea de biografiarla se explaya Constenla en esta nota.

 Por Luciana Peker

14 de junio de 1928: la fecha oficial del nacimiento de un mito estampado hasta en las remeras de la historia. Ese mito, esa historia, esa foto con la estrella en la frente, ese símbolo –de Cuba a Hollywood– de esa época en que intentar cambiar el mundo –a veces, al menos a veces– no era sólo querer: era poder. Pero la fecha es falsa. Ese hombre, hoy mito, Ernesto Guevara, no nació el día en que la historia y su partida de nacimiento dicen que nació. La otra fecha, la verdadera, sería algo más que un detalle para una nueva biografía de la entrañable transparencia. “El Che nació el 14 de mayo. Sin embargo, fue anotado un mes después, el 14 de junio, para ser presentado como sietemesino, porque Celia de la Serna se casó embarazada, pero siempre quiso ocultárselo a su familia”, asegura la periodista Julia Constenla, autora de Celia, la madre del Che (Ed. Sudamericana), en donde revela el secreto mejor guardado de la familia Guevara. Un secreto que Celia le confió personalmente, a través de una relación que empezó en la primera entrevista con la madre del Che y derivó en una amistad que siguió hasta su muerte, el 18 de mayo de 1965.

–La falsa fecha de nacimiento marca que el Che es hijo de la doble moral que obligaba a las mujeres a esconder su sexualidad.

–El Che no nace por la opresión sino contra la opresión, porque es hijo de una mujer que se libera y se anima a tener relaciones prematrimoniales. Pero falsea la fecha, porque sus tías se mueren si se enteran. El padre de Celia se suicidó cuando ella tenía 5 años y la madre murió cuando ella tenía 13. De modo que la criaron sus hermanas mayores y unas tías muy beatas, que si se imaginaban que la nena se quería casar, pero ya había tenido relaciones previas, se morían. Por eso, se fue hasta Rosario para dar a luz lejos de la familia y anotar al hijo un mes después. En definitiva, la fecha del nacimiento del Che corresponde a la opresión y su nacimiento a la liberación.

Celia, la madre

“Celia fue precursora de algunas actitudes beligerantes o progresistas”, sostiene Constenla, quien considera a Celia de la Serna de Guevara algo más que “de” la Serna, “de” Guevara y la madre “de”. Celia es descripta en este libro como una de las mujeres argentinas nacida a principios del siglo XX bajo el mandato de las trenzas escolares y del cuello planchadocon cera, y que forjaron su rebeldía con cortes a la melena, cigarrillos en la mano e hijos sietemesinos. Celia, además, era una mujer intrépida que nadaba –literalmente– contra la corriente y que decidió proteger a su primer hijo –Ernesto Guevara– sin la protección que demandaba un enfermo de asma.

–¿Por qué escribir una biografía de la madre del Che?

–Primero, porque hay más biografías de las que se soportan del Che. Incluso, su padre escribió su propia visión de la vida del hijo. La única que queda al margen de todas estas historias es la madre, que siempre quedó como una figura de segundo plano. Y Celia de la Serna merece un primer plano. Además, es un emergente de las mujeres nacidas a principio del siglo XX. Yo la conocí bastante bien a Celia, le hice su primera entrevista y después nos hicimos amigas.

–¿Cómo fue esa primera entrevista?

–Yo trabajaba en una revista femenina cuando el Che entra a La Habana. En ese momento, los combatientes eran seductores y además el Che era un Guevara de la Serna, no era un cabecita salido de una villa, de modo que en el primer viaje de Fidel la sociedad argentina le hace la venia. Cuando le propongo al director de la revista La Mujer entrevistar a la madre del Che Guevara, me dijo que vaya corriendo. Le dieron la tapa de la revista del 5 de enero de 1959 con el título “Siempre fue mi hijo más rebelde”. Ese era el clima ese año. Poco después, la revolución se va definiendo por un perfil político que no es coincidente con las expectativas que tenían los generales que gobernaban en ese momento al país.

–¿Qué pasó después? ¿Celia fue perseguida por ser la madre del Che?

–Ella se convierte en una abanderada de la revolución cubana y trabaja como cualquier militante. Por eso, estuvo presa. Después de su última visita a Cuba, en 1963, el Che le paga un viaje muy modesto por Europa para que ella conozca por primera vez el lugar donde vivió su familia. Y cuando regresa en la Aduana le descubren unos libros que consideran subversivos y unas fotos de ese guerrillero comunista que es el Che Guevara y la detienen. Queda a disposición del Poder Ejecutivo y la trasladan a la Cárcel del Buen Pastor, en Buenos Aires, donde permanece presa más de un mes. Hasta que interviene un juez que se constituye en la cárcel una noche, decide que no hay razón para la detención y la saca de la cárcel personalmente. Pero Celia se la bancaba.

–¿Cuál era su fortaleza?

–Tenía un irónico optimismo. Era una mujer que apostaba a favor sabiendo que, en general, se pierde. Siempre hizo apuestas fuertes. A mí me sigue conmoviendo hasta las lágrimas la serenidad con que se dispuso a morir. Celia sabía que el cáncer le ganaba (le sacaron primero un tumor y después un seno) e hizo lo posible por evitar que su familia estuviera informada de su situación real. Ella me dijo textualmente: “Ellos pueden soportar mi muerte, pero no pueden soportar una larga agonía”. Creo que eso le trasmitió a su hijo: que no hay que dar la batalla, sólo cuando se está seguro de ganar, que hay que dar la batalla cuando uno cree que es necesaria y si se pierde, se pierde.

–¿Cómo actuó Celia durante la infancia del Che? ¿Fue sobreprotectora con su hijo asmático o lo impulsó a sobreponerse a su enfermedad?

–Ellos se van a vivir a Córdoba para tratar que el Che sobreviva porque el pronóstico era fatal. Por eso, en un principio, el chico vivía encerrado. Le tomaban la temperatura hasta diez veces por día, comía cosas horrorosas y saludables, no podía salir a jugar para que no se resfriara y tenía el tubo de oxígeno en su habitación. Pero un día ella ve cómo él mira jugar a sus hermanos y decide terminar con esa situación. Por eso, tiene una discusión con su marido –peleaban con frecuencia– diciéndole que Ernesto va a vivir como los demás, porque así no es vida. Y Ernestito, que está escuchando, grita: “Ya entendí... y si me muero me morí”, y salecorriendo. Desde ese día, el Che hizo una vida normal, aunque a veces lo traían en brazos sus amigos, porque el asma no lo dejaba caminar o le ponían el tubo de oxígeno cuando se ahogaba. Pero él vivió vivo. No fue condenado a la agonía del asma. Y eso fue decisión de Celia.

–¿Ella era una mujer valiente?

–Muy audaz, de una audacia desmesurada. Cabalgaba bien, nadaba bien, pero estuvo a punto de ahogarse en el Río Paraná por ser demasiado osada. “Llego hasta donde puedo, pero que sea lo más lejos posible”, es una frase que define a Celia de la Serna.

–¿La figura materna influyó en la imagen de las mujeres para el Che? ¿O él era igualmente machista?

–No se puede responder con un sí o un no. El Che era un hombre de su generación, nacido a fines de la década del ‘20. Los machistas no nacen de un repollo, son criados por mujeres y a él lo crió su madre. Pero es verdad que el Che tiene gestos machistas y el principal es su carta de despedida en donde les confía a sus hijos varones (Camilo y Ernesto) la continuidad en el esfuerzo de la construcción de Cuba. Pero él tiene hijas mujeres (Hilda, Aleida y Celia) a las que no menciona como continuadoras de la Revolución y que, después, efectivamente son continuadoras de la transformación en Cuba. Incluso, su mujer (Aleida March) también lo acompañó en la guerrilla, él sabe por experiencia propia que estamos en un pie de igualdad. Pero cuando llega el momento de una definición de despedida confía el mandato a los varones. Por eso, una de las hijas del Che, hoy define: “el papi era machista”.

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