Viernes, 14 de noviembre de 2008 | Hoy
Gracias a esos retazos de telas, vestidos y otras prendas, de cortinas que hemos ido guardando a través de los años porque nos daba pena tirarlos por su buen estado y bonito diseño, hoy podemos confeccionar unos monísimos almohadones patchwork que dibujen paisajes soñados. Con imaginación y buena distribución de texturas, colores y estampados, estos edredones se pueden convertir en verdaderos cuadros, objetos de arte que ornamenten sofás, sillones sillas, camas... El fascículo 28 de Artesana, Enciclopedia de Manualidades para el Hogar (Cuántica Editora, sin fecha, pero con look de los ’70) nos orienta en esta grata laborterapia, obviamente de costo reducido (algún rellenos, hilos de bordar) que contribuir a embellecer nuestra vida y la de quienes nos rodean.
Además de retazos variados se necesitan hilos de bordar a mano o a máquina y gomaespuma sintética, troceada o en bloque (desde luego, también se pueden renovar viejos almohadones). En la ilustración pueden encontrar ustedes algunas ideas en materia paisajística: los cipreses altos y elegantes asentados entre curvas que asemejan colinas. Se procede así: en el papel de la medida de la cubierta del almohadón (45 x 45 es el promedio aconsejable) se trazan tres líneas ondeadas que determinan los tres planos del paisaje. Sobre ellas, se dibujan los árboles, repitiendo el dibujo y asilando cada árbol para luego superponerlo.
Cada superficie de diseño llena un color distinto. Entonces deberá usted cortar las telas de estampado diferente para cada ciprés, mientras que las de los troncos serán todas iguales. Le conviene cortar primero las piezas en papel para armar el dibujo e ir probando. Sobre una tela celeste (el cielo, claro) se fija con alfileres la pieza de líneas curvas más lejana (óptimamente). Luego se encima la intermedia y se distribuyen las copas arbóreas y los troncos.
Después de armar el paisaje y fijar las piezas de tela con alfileres, se empieza a bordar los contornos con punto cordón o festón (se puede hacer a máquina, pero sin duda queda mejor con una terminación más artesanal y personalizada). Emplear hilos de tonos contrastantes que otorguen relieve al dibujo. También se pueden dobladillar las piezas y planchar bien (para lo cual hay que darles medio centímetro de más) antes de aplicarlas con un ligero hilván y enseguida de coser con festón abierto. Al finalizar, volver a pasar la plancha, pero del revés. Cosa a máquina la pieza anterior del almohadón (de un color pleno que haga juego con el tono predominante en los estampados del patchwork), dejando un lado abierto para introducir el relleno con su correspondiente forro. Cerrar muy prolijamente esta abertura. Este es el momento de sentirse orgullosa de su nuevo almohadón hecho en menos que canta un gallo, listo para renovar la decoración y hacer más confortable el mueble elegido.
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