Viernes, 12 de marzo de 2010 | Hoy
[IN CORPORE]
Por Mirta Roses*
En el centenario del establecimiento del Día Internacional de la Mujer (el 8 de marzo pasado), propuesto en la primera Conferencia Internacional de las Mujeres, realizada en Copenhague, en 1910, es oportuno hacer un balance de los avances y los retos en la lucha por la equidad de género. En las Américas, el avance de las mujeres en educación y acceso al mercado laboral no ha sido acompañado de igual manera en el ejercicio de sus derechos a la salud.
Las desigualdades de género son más lacerantes en las poblaciones vulnerables, como mujeres en situación de pobreza, indígenas, afrodescendientes, adolescentes y habitantes rurales. Una reciente publicación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) “La salud de las mujeres y los hombres en las Américas. Perfil 2009” y otra de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “Las mujeres y la salud” reflejan el fuerte compromiso con la equidad de género expresado por su directora general, Margaret Chan, al asumir sus funciones.
En ambas publicaciones, se presenta evidencia que hace visible las desigualdades. La mortalidad materna permanece como un problema de salud evitable. En las Américas, la razón de mortalidad materna es de 63,7 por 100.000 nacidos vivos, rango que fluctúa entre el 8,8 en Canadá y 630 en Haití.
Pero se pueden corregir estas inequidades. Esto lo demuestran tres experiencias exitosas de buenas prácticas en salud, adolescencia y perspectiva de igualdad de género de El Salvador, Argentina y Brasil que fueron distinguidas por la OPS en el marco de su concurso regional y del que participaron 71 proyectos de 19 países. Las iniciativas destacadas demuestran que la mortalidad materna es menor cuando las mujeres tienen mayor acceso a métodos de planificación familiar.
Un proyecto del Servicio de Adolescencia del Hospital Cosme Argerich y la Fundación para la Salud Adolescente 2000, en Argentina, logró la distinción por reducir los riesgos y daños en salud sexual y reproductiva en el marco de la atención integral de adolescentes; al igual que un proyecto de Brasil que promueve la equidad de género y la salud entre jóvenes de escasos recursos, usando las tecnologías modernas de información y comunicación. Este programa ha sido asumido por los gobiernos de Brasil, México y la India, y resaltado como una intervención efectiva, innovadora y adaptable para comprometer a niños y hombres jóvenes a alcanzar la equidad de género.
También es destacable la importancia del proyecto “Empoderamiento de mujeres, individuos, familias y comunidades para la reducción de la mortalidad materna y neonatal con participación de adolescentes y jóvenes”, desarrollado en El Salvador por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, en cooperación con Concertación Educativa de El Salvador, y Enfants du Monde. El proyecto ha logrado asistencia a control prenatal del 100 por ciento de las embarazadas, incluyendo adolescentes; que no se registre ningún caso de mortalidad materna y que disminuya a la mitad la mortalidad infantil.
Tras cien años de lucha por la equidad de género hay avances innegables, pero aún nos falta mucho. Todos podemos contribuir a cerrar esta agenda pendiente. Como señaló Margaret Chan al presentar el informe de la OMS “Las mujeres y la salud”: “Tenemos la oportunidad de marcar la diferencia a través de un cambio en las políticas. Necesitamos la voz y la fuerza de la sociedad civil para pedir cuentas a los líderes políticos y acelerar el paso hacia la igualdad entre hombres y mujeres con justicia social”.
* Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las Américas.
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