[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Ricci Ricci suena a nombre de personaje de algún cómic pero en verdad es el nuevo perfume celebratorio de la maison Nina Ricci. Tiene un packaging de vidrio rosa y un moño muy años ‘50 a modo de atomizador y de tapón. Viene exhibido en una caja rosa chicle que brilla y además contiene folios grises que, afirmaciones de creativos del marketing mediante, intentan ahondar en el perfil de la mujer que inspiró tal perfume.

Allí se alude a una heroína de veinticinco a treinta años, a quien alguien vio salir de un hotel París, que trabaja en alguna industria creativa. Se afirma que es rubia y alta.

De sus modos indumentarios destacan que viste satén negro, que siempre lleva un lazo rosa y una extravagante diadema que simula las orejas de algún gato.

Cuando en 1932 María Nielli —nacida en Turín en 1883 y casada con el joyero Louis Ricci— dio sus primeros pasos en la moda, sus construcciones y colecciones remitieron a prendas para mujeres elegantes y clásicas. La crítica y las enciclopedias usan la expresión ropa para mujeres con cierta mayoría de edad —por no caer en la expresión ropa para viejas.

El flamante perfume fue ideado por los expertos perfumeros de Givaudan, una compañía perfumera que alude a la tradición de Grasse y fue fundada en el 1700. Sus narices —pues así se denomina en la jerga— fueron Aurélien Guichard —creador también de John Galliano Women, Gucci by Gucci Men— y Jacques Huclier —el creador de perfumes para Thierry Mugler y Anna Sui—; ambos destacaron entre sus influencias una mirada retrospectiva de la historia de Nina Ricci.

En su manifiesto perfumero, tanto Guichard como Huclier destacan el uso de flores de la Mirabilis Jalapa, conocida también como Belle de Nuit, o bella de noche, y denominada popularmente como galán de noche; suspiros, periquitos y sanpedros. Admiten el uso de una variedad de rosa llamada centifolia —cien pétalos y voluptuosa—, que crece en los jardines de Grasse. Y acentúan el uso de la tuberosa, procedente de la India y responsable de equilibrar notas en cuestiones olfativas. Junto con la coartada de las hipotéticas consumidoras y heroínas al estilo maison Ricci del siglo XXI, se enuncia que tienen debilidad por los panes artesanales, los chocolates deli y por frecuentar ciertas galerías de arte.

Así como L’Air du Temps, el célebre perfume de Ricci fechado en 1948, quedó asociado con el espíritu de la posguerra, le siguieron Fille d’Eve (1952); Capricci (1961) y Farouche (1974). Nina, el perfume homónimo que data de 1987, fue ideado por el hijo de la diseñadora en una botella diseñada por Marie-Claude Lalique, descendiente del clan de los vidrios art déco y art nouveau que cobijaron las aguas perfumadas de la casa de modas, ya con formas de manzana o de botellones elegantes.

El perfil de diseño de Nina Ricci destaca que comenzó a coser jovencísima, con escasos trece años y como aprendiz de la casa Raffin. Pero cuando abrió su maison, tanto su marido joyero como su hijo se ocuparon de las finanzas, mientras que Nina diseñaba. Por entonces fue retratada con vestido rojo de noche y escote en la espalda —dicen que es uno de sus hits favorecedores para las siluetas—, y con pelo corto y entrecano. Los expertos en historia le adjudican un método de corte simulando una X y una extensa realización de vestidos de noche.

En los años ‘50, la sucedió el belga Jules François Crahay, mientras que madame se retiró a labores en su casa y vivió hasta los 87 años. El actual diseñador de la firma francesa es un graduado en Saint Martins llamado Peter Copping. En la avenida Alvear de Buenos Aires permanece una boutique Nina Ricci, producto de una licencia y en manos de la experta en moda Sylvie Burstein.

Consultados acerca de cómo se digitan tendencias actuales en la industria perfumera, los expertos diseñadores de Ricci Ricci señalaron a dúo: “Existen tendencias, claro que sí, pero para nosotros crear un buen perfume no surge de seguir las tendencias sino de movernos a un nuevo escenario. Aunque estamos informados de los sabores y los olores del momento, cuando creamos perfumes tratamos de ser revolucionarios”.