Viernes, 27 de agosto de 2010 | Hoy
PERFILES
Nelly Minyersky
Por Clarisa Ercolano
Ser una abogada feminista es una denominación que se carga de contenido cuando se refiere a Nelly Minyersky, primera y única mujer presidenta de la Asociación de Abogados de la Capital Federal en 76 años de existencia de esa entidad y, recientemente declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el miércoles pasado, en acto solemne en el Salón Dorado de la Legislatura.
Cruzada contra el tiempo, Minyersky sigue perseverante en la docencia a los 91. Profesora Consulta de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, dirige la Maestría Interdisciplinaria de Especialización de Posgrado en Problemáticas InfantoJuveniles y es investigadora permanente del Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales Ambrosio Gioja. Además, atiende su propio estudio desde 1961, abierto apenas diez años después de que las mujeres votaran por primera vez en Argentina; especializado en Derecho de Familia, la disciplina que hizo que desde Unicef hasta los gobiernos provinciales y municipales la consultaran para la redacción de leyes vinculadas con niñas, niños, adolescentes, salud y patria potestad.
Los niños y niñas siempre fueron conceptualizados por esta pionera como sujetos de derecho. A su juicio, la única forma de impedir que sean abusados y violentados, ya sea dentro de sus familias o por los organismos de control del Estado que más de una vez señala que “no saben qué hacer con ellos”. En ese sentido, Minyersky relevó en un estudio que son pocos los casos denunciados de violencia dentro del núcleo familiar. La ausencia de investigaciones al respecto hace que el silencio haga el resto. Por eso para ella es fundamental “saber qué pasa en el entorno familiar porque a veces niños y niñas son castigados en medio de su entorno y solo profundizando en la investigación se logra saber lo que nadie quiere ver ni enterarse”.
Tiempo atrás, esta mujer recordaba que era partidaria de la unión civil para parejas del mismo sexo. Pero fiel a su evolución permanente, cambió de postura y respaldó el matrimonio igualitario, convencida de que los cambios legislativos deben ir de la mano de los cambios de costumbres: “Negarle a una pareja querer estar dentro de la ley es contradictorio”, decía cuando muchos se llenaban la boca hablando de mamá y papá como la única forma de familia concebible.
“Vieja arpía, experta en ajusticiar bebés.” Así la llaman las organizaciones de la ultraderecha católica autodenominadas pro vida. Es que el sólo concepto de que el Estado debería abstenerse y dejar de penalizar el aborto, que ella sostiene; es suficiente para desatar la peor de las intolerancias. “La negación de los derechos reproductivos es violencia contra las mujeres”, dice y siempre dijo y dentro de esas violencias incluye también a la negación de acompañamiento en el parto, la negación de la ligadura de trompas y a la colocación del DIU.
Consecuente y agradecida con la universidad laica y gratuita donde pudo recibirse, Minyersky hace del consenso un leitmotiv en una época donde los menos beneficiados son niños y niñas y señala que el derecho de familia debe intentar reparar los vínculos pero no a cualquier precio y por eso también es necesario evitar las aplicaciones automáticas del código civil.
“Cuando la ley y la justicia quedan en un papel, la gente cree que la justicia no sirve para nada”, señaló hace poco en un homenaje de colegas y compañeras de ruta esta mujer que lleva la equidad como bandera. La número 52 en ser nombrada ciudadana ilustre, en una larga lista de 261 personas que anota 210 nombres de varones.
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