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Una nueva edición de BafWeek, cuya gráfica institución aludió a cruces de diseñadores con ilustradores, transcurrió entre el jueves 21 y concluye hoy, primer día de marzo.

En el inicio, en Paseo Alcorta, un desfile de la firma Las Pepas reprodujo desde la puesta en escena un simulacro de un submarino acorde con la temática de la campaña de colección de esa firma, y el martes 26 de febrero se realizó la presentación de colección de De la Ostia y de la diseñadora Visentini. Corresponde destacar el clima de potrero imperante y exaltado producido por los patovicas, que parecieron desconocer el protocolo para tales ocasiones y que dificultaron el ingreso a los desfiles tanto a los invitados por las marcas como a la prensa.

Un caso rara avis y encantador, pues ilustra una fusión entre alta costura e industria, fue la colección de Pablo Ramírez para la firma Muaa. A las 17, se pudo ver el placard de treinta ropajes que compusieron la colección, celebrando los gestos y modismos de la juventud de fines del 1950 y comienzos de 1960, al tiempo que intentó iniciar a las usuarias del invierno 2013 en recursos sartoriales de la alta costura. Las prendas que se vieron en la pasarela siguieron un recorrido cromático que fue del negro y blanco al negro y rosa, pasando por el rojo carmín, para culminar con variaciones en technicolor. A diferencia de sus predecesoras, las adolescentes que ensamblaron artificios para diferenciarse de los adultos, la rebeldía consistió en volver a la elegancia de antaño y desobedecer los actuales modismos del rock que tan arraigados están en la moda. En lugar de tachas, las teens se acicalarán con moños y perlas blancas. Ramírez, quien rompió con sus convenciones y su manifiesto “Prohibida la minifalda” de otras temporadas, hizo siluetas mini para faldas y vestidos, así como también shorts.

Hubo mucho de baby dolls de estilo beatnik que emitieron cadencias de frufrús traducidas a cierta exuberancia de moños y de cuellos blancos y redondeados. El fondo de placard de las nuevas debutantes predicó gestos del imaginario mod (de jabots a lazos eduardianos), pero cuando hizo caso omiso de las prédicas del Think Pink (“Piensa en rosado cuando salgas de compras”, tal como sentenció la editora Maggie Prescott en el film Funny Face) su marcha de las minifaldas de alta costura se tiñó de rosa y también se colorearon las ineludibles medias al tono. El ardid indumentario hizo homenaje a las largas piernas de la supermodelo inglesa Jean Shrimpton –The Shrimp–, cuyos gestos rebeldes y aristocráticos a la vez eclipsaron a los fotógrafos David Bailey y Richard Avedon, y se pasó por la primera tienda de la diseñadora Mary Quant (la precursora de la minifalda y de la moda a precios democráticos).

La colección de Mariana Dappiano se inspiró en fractales y los recreó mediante estampas. Las siluetas aludieron a la nueva bohemia y exaltaron superposiciones; ya fuera en los vestidos con estampas panaut, de gasa, o en los abrigos estampados matelasé y las camisas cuyos tonos imperantes fueron azul, violeta, negro con algo de carmesí y también de color plata, verde inglés, petróleo, esmeralda y marino.

Belle de nuit, la colección de Prüne, con su pasarela en tonos de blanco y negro y la dj SRZ en vivo, exaltó los accesorios que caracterizan a la marca y fue menos fetichista que en ocasiones anteriores. Su colección de carteras, ya de solapa, de mano, bolso o rígidos, se pronunció tanto por el barroquismo como por la austeridad en los recursos. Como novedad se destacaron combinaciones de materiales y colores: de cueros lujosos con grabado cocodrilo y lagarto. En la línea de zapatos se impusieron las botas, las hípicas, las bucaneras o de media caña, los borcegos, así como también se hizo lugar a los mocasines con plataformas. Pero el objeto de deseo, sin duda, fue la botita con taco bajo y cuadrado símil acrílico y con improntas glitter.

Hoy viernes 1º de marzo, la grilla de BafWeek luce más contundente y pareja en contenidos: mientras que a las 16 habrá otra edición de Semillero BafWeek, léase un rescate de los graduados entre cátedras de indumentaria de la Universidad de Buenos Aires. Las seleccionadas por un jurados de experto fueron Debi D’omico, con una colección referida al primer viaje por América del Sur del Che Guevara de la que surgieron nuevas lecturas del estilo mochilero, y también María Noel Pepe, que aludirá a los gestos de las marionetas de madera. Otro destacado y con anclaje federal que se instauró es Mapa de Diseño, el ciclo curado e ideado por el Observatorio de Tendencias INTI y que agrupa a Kalu Gryb, diseñadora del Chaco, con la colección Harapos de una tierra sin savia, a la firma HUE de Santa Fe, con la colección Veralaguna. Así como también Lucía Beláustegui, una diseñadora de Corrientes y cuya colección, Cabalgatas Peregrinas, reversionará siluetas de mujeres pájaro y remixes entre lo rural y lo citadino. La firma misionera Las Déboras indagará sobre sus raíces y a continuación del desfile será presentado el libro INTI Mapa de Diseño, 101 diseñadores de autor. La grilla admitió además los desfiles de la experta en tricots Paula Ledesma, con variaciones de guerreras atemporales y abrigadas con lanas. Mientras que Luz Ballestero recurrió al cuerpo y la musculatura para construcciones en lanas, sedas y materiales deportivos, Paula Ledesma, otro de los nuevos nombres de la escena actual, trazó sus primeros pasos en la alta costura.

Otro destacado es la presentación de Emilse Benítez con una colección que alude al Carnaval pero con su lenguaje indumentario y la apropiación del cuero cercano al SM (Benítez viene de presentarse en un certamen de moda de Las Vegas, es una de las vestuaristas de la banda Babasónicos y su debut en pasarela fue en 2012, en el ciclo La ciudad de Moda). Al cierre de Baf, los diseñadores de Garza Lobos, quienes acostumbran hacer puestas emparentadas con la escena musical y guiños de los clubers, se pronunciarán por modos de uso de las clásicas camisas, la exaltación de detalles en abrigos y demás atavíos estivales.