Marina Fages vive en un caserón de San Telmo al que se llega después de varios pisos por escalera. Hay cuadros pintados por ella en los rincones, la mesa tiene detalles antiguos y la vajilla incluye decorados de otra época, como en una ceremonia renacentista. Junto con Lucy Patané formó un dúo de música folk, acústica y experimental. Parte de su primer disco, El poder oculto, se grabó entre esas paredes y techos altos. Dijo Lucy: “Usamos la casa como un instrumento más, grabamos en las habitaciones y se escuchan las gatas en algunas canciones. Buscamos probar y experimentar otras maneras novedosas. Fuimos libres”.

Lucy y Marina se conocen desde hace años de la escena hardcore. Lucy tocaba en Panda Tweak, Marina sacaba fotos y las dos formaron después El Tronador. Ahora también trabajan juntas en la disquería Mercurio. Lucy explicó: “Hicimos el proyecto de las dos juntas sin banda, algo más experimental. Empecé a abrirme al folk y lo llevamos a un plano más instrumental. Pero no nos encasillamos. Tenemos libertad para resolver ciertas situaciones a la hora de grabar, con otra búsqueda”. La música de Lucy Patané & Marina Fages genera un ambiente folk acústico, con instrumentos poco usuales y autóctonos como el charango y el bombo legüero, y un predominio de sonidos instrumentales, dejando la voz en un segundo lugar, para que la música hable por sí misma. “Nos encanta el charango. Abrimos un poco el espacio musical. A veces me aburre darle protagonismo a la voz, estoy intentando explorar otros timbres, se puede usar un instrumento como si fuera la voz”, destacó Marina.

Las 13 canciones del álbum remiten a un viaje en el tiempo con cruces de modernidad. Todo empezó con la idea de irse, de mostrar la música en otra parte, una huida de la quietud con canciones climáticas. “El disco surgió porque nos queríamos ir de viaje juntas, el germen de todo fue el viaje”, señaló Lucy luego de una gira que las llevó por varios países europeos. Estuvieron en Alemania, en Noruega, Dinamarca, Inglaterra y Francia, lugares que dieron una buena recepción a sus canciones. Para Marina “en algunos países son más abiertos al afuera, tocamos instrumentos folklóricos y eso llamaba mucho la atención, es algo raro y poco común”. A lo que hacen se lo denomina indie folk, pero ellas no están de acuerdo con las calificaciones. “Una vez en Berlín nos pusieron electro punk, los nombres son nombres, me ponen como cancionista y no entiendo bien”, reflexionó Marina.

El poder oculto tiene cierta connotación familiar, una reivindicación del origen y las melodías por venir. En la tapa del álbum aparecen sus madres fotografiadas, en actitud jovial, como si fueran ellas mismas proyectadas hacia adelante, un homenaje sin solemnidad. “Empecé a escuchar Nirvana y mi vieja escuchaba mucho folklore, pero mis viejos eran padres rockeros, es difícil oponerse a padres rockeros”, contó Marina. Lucy asintió y se refirió a cómo fue el proceso de composición: “Hay temas míos, otros de Marina y algunas cosas en conjunto. Salieron zapando. En Europa salieron ideas. Funciona la dinámica de trabajo juntas, estamos de acuerdo en las cuestiones musicales”.

Dúo creativo, esperanza intacta, el momento preciso, se autodefinen estas dos jóvenes que hacen música en su propia interpretación de la realidad, fuera de partidismos o posturas concretas. Marina confesó: “Creo que somos parte de una generación bastante apolítica la nacida en los ’80, porque vivimos el menemismo. La generación anterior y posterior tienen más compromiso político. Nosotras no nos ponemos una camiseta”.

La idea de acá en más es seguir viajando para mostrar sus canciones por el camino, armar rincones de música y conectar con lo desconocido. Dicen: “No nos planteamos llegar a más público, sólo queremos tocar”.

patanefages.bandcamp.com