MODA
Dos chicas audaces
Dappiano y Groppo pertenecen a las primeras camadas de graduadas en Indumentaria. Trabajaron en la construcción de un estilo propio, punto y cuero en el primer caso, vestidos muy femeninos aunque con construcciones experimentales y tules en el otro. Tienen en común que sus ropas se entienden en contacto con el cuerpo.
Por Victoria Lescano
Los diseños de Marina Dappiano nunca se rigen por los últimos dictados en colores y siluetas de las tendencias. Para dejar claro que su listado de clientas excluye adolescentes y contempla mujeres de entre 25 y 60, en una de sus primeras colecciones eligió como modelo fetiche de campaña a la cineasta Maria Louise Alemann; en cuestiones de formas y texturas suele interpretar formas de globo en vestidos de cuero, gamuza o dénim y estampas geométricas en homenaje a los onas.
En su tienda minimal de Honduras 4932 cuelgan ejemplares de la colección verano 2004: túnicas con galones y bordados orientales para usar sobre pantalones bordados, faldas con tramas de hilados impresos por sublimación, visos de viscosa con capa de red o punto y parches de satén.
“Trabajo con la idea de cinta continua para que una manga se transforme en cuello y que el cuello baje al cuerpo, pienso las colecciones por pieles, combino el trabajo a mano y el industrial en una capa liviana, y en el proceso quiebro las tipologías tradicionales de corte. Mi ropa no provoca que miren demasiado a las usuarias, nunca pienso en algo tan simple como que las mujeres luzcan envueltas en un paquete y se diga ¡miren ese vestido que va ahí! La indumentaria es mi tema desde los cinco años, tengo abuelas que tejían y me hacían toda la ropa aun cuando empecé a ir a la disco, de mi etapa de inventarme varios looks para la disco con pocos recursos quedó un aprendizaje para mis colecciones, esa idea de que pocos equipos se pueden modificar agregando o quitándole las mangas. Esas suelen ser las piezas con las que mis clientas más se enganchan.”
Además de coordinar su firma propia, con planes de un próximo desembarco comercial en Barcelona, hace cinco años que Mariana tiene a su cargo la dirección de diseño en Ciudadela. Allí propuso aggiornar la estética de medias tres cuartos en azul marino y gris por otras con estallidos de color y tramas que invitan a contemplarlas en cajones destinados a la ropa interior. Así modifico los clásicos modelos 3-4 en azul marino y más recientemente aportó nuevos aires a la línea de ropa interior para niños con pijamas muy coloridos que provocan en sus usuarios el deseo de usarlos para salir a pasear. “Lo maravilloso de diseñar con telas de punto está en que además de pensar en las siluetas hay un desafío en tramar el tacto y la cantidad de colores de la prenda a construir. Los turquesas, petróleos terracotas y naranjas suelen aparecen en todas mis colecciones. Siempre disfruté mucho de trabajar témperas para hacer estudios de color y círculos cromáticos y de experimentar por agrupaciones de color rabiosos. Y sobre la vanguardia textil concluye: “En la última feria textil de París comprobé que el último desvelo en el desarrollo de fibras sintéticas y artificiales pasa por desarrollar elementos afines a la alimentación, apareció una fibra derivada de las cosechas del maíz, aunque también fibras que salen de árboles que solo crecen en una isla de Japón y otras en base a algas.”
A comienzos de 2000 Cora Groppo tramó chaquetas con recursos victorianos y cintas ornamentales que fueron el ítem de rigor: en la construcción de las siluetas citó grabados de moda del 1800 y el clima de La Lección de Piano. Luego revisitó looks de Juana de Arco y sus armaduras para una colección de chaquetas cortas y entalladísimas. En las siluetas Groppo para el verano 2004 el clima victoriano fue reemplazado por otro cruza deBarbarella con recursos del trash y el art noveau. La prenda fetiche es el vestido corto pero sin ostentaciones de atuendo sexy. Aparecen tramas de malla metálicas y chapitas en los cinturones, los tops, y los pespuntes, el ornamento por excelencia es un bordado símil plumas de pavo real. Además hay ropa interior, una línea de jeans con sutiles frunces para entallar pantorillas. “Combinar lo austero con algo barroco, esa es una característica de mis diseños. Me remití a las construcciones algo cuadradas que Paco Rabanne o Courréges hicieron en los años sesenta. Por regla general mi método consiste en buscar fuentes de inspiración de mundos diferentes, por ejemplo combinar un pintor y una época con cierta arbitrariedad, sin que existan fundamentos entre uno y otro. Al no ser cosas compatibles el resultado aporta figuras insólitas. Empecé con vestidos de fiesta y novias, lo dejé y ahora volví de otra manera, sé que mis vestidos son femeninos y con construcciones extrañas.”
Dice Cora Groppo sobre su filosofía de diseño: “Pienso en vestir mujeres de silueta estilizada, que luzcan sensuales y modernas sin que den obvias ni superproducidas porque mi ropa tiene algo que recién se entiende a partir de llevarla en el cuerpo. Abrir un local (En El Salvador 4696) me ayudó a cerrar conceptos sobre mi estilo: sabía que a diferencia de la ropa el espacio no cambiaría todas las temporadas y resultó una puesta tan austera que con la ropa se corresponden”. El ítem novias sigue siendo un pilar de su firma, y le dedica un salón de su flamante hogar, situado también en Palermo. Cuenta que los vestidos a medida varían según la usuaria y el concepto está muy diferenciado de su línea propia de pret couture. Aporta un breve manual de instrucciones para llevar sus prendas: “Pongo fuerza en que las que considero más necesarias, un vestido, un pantalón, una falda y una chaqueta. De mis vestidos insisto en destacar que pueden dar perfectos para el día o una fiesta con solo cambiar de zapatos bajos a botas. Me pasa en las pruebas para fotos de campaña o los desfiles, cuando se me ocurre un peinado muy impostado o algo de maquillaje extra, siempre doy la contraorden, y vuelvo a caras casi lavadas y la simpleza del pelo suelto o una simple colita”.