Lo primero que usted se preguntará después de leer el título es ¿qué cuernos es ESO? Un interrogante válido, es cierto, pero que delata su falta de imaginación y escaso deseo de aventura. ESO es justamente ESO, un objeto, por lo general fálico, realista incluso, con o sin baterías que lo hagan vibrar y que hace las delicias de mujeres y varones, aunque por distintos motivos. Estos aparatitos, destinados a la intimidad de los adultos, suelen ser descubiertos por curiosos púberes y es entonces cuando usted deberá hacer gala de aplomo, valentía y por qué no, facilidad de palabras. Veamos:
1. Si su vástago está en la etapa oral:
No se rasgue las vestiduras, no chille cual chancha que va al matadero sólo porque encontró al párvulo con los ojos en blanco y ESO en la boca. No se trata de un augurio a futuro, simplemente está reconociendo el mundo. En este caso no tendrá demasiado para decir más que “esto no se toca” o “los juguetes de mami son de mami”. Eso sí, en adelante guarde ESO por encima del metro de altura y santa solución.
2. Si la niña/o está en la edad de los por qué:
¿Que por qué hace ruidito si se lo toca ahí? “Porque sí”. ¿Por qué ESO es parecido a lo que le vio a papá en el baño? “Porque sí”. ¿Por qué no se lo puede llevar a su cuarto para jugar con sus amiguitos? “Porque no”. ¿Por qué ESO no pone semillitas como el de papá? “Porque no, nene, porque es como una plantita de plástico ¿entendiste? No crece, no tiene semillas, y no te importa.” Al fin y al cabo el sí y el no es un derecho de progenitores.
3. Si se trata de un/a púber:
Como siempre, no hay mejor defensa que un buen ataque. No se amilane, ¿qué cuernos hacía la luz de nuestros ojos revisando nuestras cosas? Háblele del derecho a la intimidad, incluso al secreto... y miéntale: dígale que sólo se trata de un nuevo producto de sprayette para bajar la panza o descontracturar el cuello. ¿Qué no le va a creer? Muy bien, saque de la manga ese viejo as: “Ya lo vas a entender cuando seas grande (y vea suficiente pornografía), pero esto, mejor, guárdelo en su corazón”.
4. Si su hijo/a ya consiguió permiso para dormir con su amante en casa:
En este caso es probable que sea usted la que haga la pregunta: ¿Qué hace mi ESO en tu cuarto? A lo cual le responderán qué hace usted en su cuarto y la conversación puede caer en una espiral sin fin. O peor: ¿A qué te referís con ESO? puede ser la evasiva elegida. Tranquilícese y nunca, pero nunca, nunca devele el nombre que usted le da a ESO en la intimidad, so pena de quedar francamente en ridículo.
Y recuerde, querida amiga, que todo esto habrá sido en vano si usted es lo suficientemente precavida como para evitar momentos incómodos y explicaciones estériles que no le pondrán ni le quitarán a la educación sexual de sus vástagos.
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