TALK SHOW
Los peligros del zapping
Por Moira Soto
La primera impresión frente a la riña entre Rodolfo Ranni y Emilio Disi, a la vez defendido de la acusación de estafador por su hermana Georgina Barbarossa, es de incredulidad: no puede ser que esto sea la nueva comedia dominical de nuestro canal público, con semejantes diálogos, actuaciones, situaciones “cómicas”, decorados... El zapping nos trajo a este sitio deplorable y la tentación de seguir hacia otro lado es grande (en Sony está comenzando My Wife and Kids, una serie con familia incluida que suele tener capítulos bien ingeniosos), pero la curiosidad en un punto malsana puede más, de modo que el control permanecerá inactivado durante la hora que Los de la esquina, unitario –digamos– familiar que figura entre las nuevas entregas del canal que pagamos aunque no queramos. Heredera desganada, tirando a bastarda, caótica y desbaratada de los Campanelli y los Benvenuto, que fueran precedidos por los Falcón, y seguidos por otros grupos familiares más o menos convencionales, Los de la esquina resultaría por completo insalvable, insalubre, imbancable si en medio del naufragio no destellaran algunos/as intérpretes inspirados/as, que no laburan de taquito (como los que encabezan) y hacen algún aporte personal, sobrevolando un poco el rudimentario libro, la ausencia de puesta en escena, la escenografía de rejunte azaroso. Marita Ballesteros, peluquera, echándose spray sobre su pelambre enrulada y Mosquito Sancinetto como su hijo –de mujer y cada vez más maquillado, pero nada que ver con el síndrome Florencia de la V– que la asiste arreglando cutículas, representan la única idea desopilante de esta comedia. Idea que sólo es aprovechada por actriz y actor (lamentablemente, el talentoso y singular Sancinetto fue excluido del resto de la programación del 7, donde se habían anunciado sus Improvisaciones con estilo, pero en cambio aparecerá en América haciendo reportajes –sin duda con mucho estilo– en Intrusos nocturno). Vivian El Jaber, aunque apenas la dejan asomarse, también se las arregla para dejar su impronta de comediante con recursos.
El resto no es silencio, por desgracia: Rodolfo Ranni, pater familias manu militaris, se ablanda un poco cuando cree que su cuñado canalla está muy grave (el muy picarón ha cambiado sus análisis por los de un enfermo terminal), pero le da un nuevo ataque de furia al advertir que su sobrina está a punto de tener sexo con su novio, y se vuelve a poner rojo de ira cuando descubre que su cuñado lo engañó una vez más. Este, Disi, con sus modos rijosos y el aire de babieca que lo caracterizan (en la tele), ya está un poco mayor para hacer de hermanito tarambana calentón, consentido por Georgina que primero intenta que una enfermera que anda por ahí se acueste con él, y como ella se niega, le consigue dos gatos de lo más serviciales. Pero el timador es insaciable e incansable, y al rato nomás –es lo que parece, tal como está desarmado el relato– ya está levantándose a la pobre Marita, quien también se cree que Disi tiene las horas contadas (es indescriptible el primer plano en que él abre su boca de canchero aceitoso sobre el hombro desnudo de ella...).
Además del sanguíneo Ranni, de la enfática Barbarossa secándose los mocos con un repasador, se pasean por la pantalla Víctor Laplace, Guido Gorgati (que supo lucirse en Resistiré), Diego Korol (notable en el film El abrazo partido), sin encontrar su destino en Los de la esquina. Como corren tiempos zafados en la tele, hay dos parejas jóvenes y fogosas que mucho apretar pero nunca concretar, porque los dos tipos tratan de perjudicarse entre sí. En un momento, uno de ellos se va a otro cuarto con su chica para “consolarla” por la presunta enfermedad del tío Disi, y al salir le entrega al otro una tortuga de peluche con el siguiente consejo: “Quedate con Manuelita”. Después de esta sutil alusión pajeril, ¿saben cuál es la brillante gracia que se les ocurrió a los hacedores de esta telecomedia? Que se escuche la canción de María Elena Walsh. Sí, la de la tortuga que vivía en Pehuajó, pero un día se marchó...
Los de la esquina, los domingos a las 14 por Canal 7.