“Un tema recurrente en la vida sexual de la mujer, pero del que mucho no se habla, es la sequedad vaginal, que no es otra cosa que la falta de lubricación de la vagina y está causada por una insuficiente cantidad de estrógenos en el organismo, lo cual produce síntomas bastante molestos como picazón, sensibilidad, irritación e inflamación posterior al acto sexual, situación que dificulta el logro del orgasmo”, explica la empresa Johnson & Johnson que promociona su nuevo producto K-Y Gel (un lubricante íntimo que da humectación y lubricación a la vagina) para evitar esa sequedad y maximizar el placer en las relaciones sexuales.

Un punto importante es que este gel —a diferencia de la vaselina— no afecta el látex del preservativo, ni el efecto de los anticonceptivos, así que se puede usar sin poner el riesgo la protección necesaria para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. Sin embargo, algunos riesgos más intangibles del marketing del placer son, justamente, que el placer sexual se vuelva un negocio. En este sentido, muchas veces la falta de lubricación se da por la falta de buena voluntad, conocimiento del mapa femenino o simplemente poca dedicación de los varones y no sería la mejor solución que esa sequedad por falta de incentivo, deseo, buena comunicación en la pareja o igualdad de derechos o esfuerzos se solucione con un pasadita por la farmacia (en vez de pedir, incentivar o reclamar por un encuentro pleno y mutuo).

La otra gran pregunta es si el marketing del placer es positivo —porque favorece el goce de las mujeres— o si es un negocio que —en vez de almidonar los cuellos de las camisas— ahora exige a las esposas que multiorgasmen sus camas matrimoniales. Por lo pronto, una encuesta entre 600 mujeres de Johnson y Johnson determinó que 9 de cada 10 argentinas opinaban que tener un sexo saludable contribuía a su salud.

“En el siglo XIX fue un tabú, en el XX una liberación y en el XXI un mandato saludable. Mientras no se haga el amor como si fuera una receta.”