Angela tiene 19 años y una bebé de nueve meses, Delfina, que peina con dos colitas y sostiene entre su cuerpo pequeño, pequeño pero decidido. Las dos se visten de jean y rosa y las dos van y vienen juntas de su casa a la escuela, la Escuela Media Nº Dos, de Piedrabuena, que la alberga a Delfina para que Angela pueda seguir su camino. La bebé ya sabe lo que es arroparse en invierno porque hay que ir a estudiar y Angela aprendió que para ser mamá –y no ser sólo mamá– se necesita ayuda. Y encontró en la escuela esa mano extendida para acunar, amamantar, estimular y estudiar. Angela quedó embarazada a los 18 años, en cuarto año. Se recibió el año pasado. Y todavía vuelve a la escuela para dejar un tiempo más a Delfina y poder seguir estudiando. Angela quiere ser maestra. Para ella, la escuela es un lugar adonde volver ahora y adonde ir cuando se reciba. “Yo al principio quería dejar, pero la escuela fue muy contendedora. Mi novio (Luis Rodríguez, de 22 años) también siempre me apoyó para que siga. Al principio, me daba vergüenza venir al colegio con panza. Pero después, todos los profesores y los compañeros fueron muy solidarios conmigo. Incluso cuando volví, después del parto, había en la cartelera un cartelito que decía que Delfina había nacido con 3,200 kilos y eso me puso contenta”, valora. Angela también resalta: “Cuando me recibí subí a buscar el título con Delfina y mi mamá. Me emocioné bastante porque no pensaba que iba a llegar a tanto, además me había llevado matemática, lengua y física, pero por suerte las maestras del jardín me hacían la segunda para que pudiera quedarme a rendir las materias tranquila. Desde que nació ella entendí que no tengo que dejar de estudiar por ser mamá”.