"Ya llegó. No olviden el hielo. Salud". El breve mensaje de Twitter es, para horror de más de un puritano de pura cepa, un consejo/lanzamiento de Diane Keaton, la actriz que –no conforme con haber ganado premios Oscar, Bafta, Golden Globe o estelarizado películas icónicas como Dos extraños amantes, Misterioso asesinato en Manhattan y, por qué no, ¿Quién llamó a la cigüeña?– se ha embarcado en el negocio del vino tinto. Vino tinto de propia elaboración (en colaboración con el winemaker Bob Pepi) que, por supuesto, lleva su nombre: "The Keaton". Y que ella aconseja beber con hielo porque "no es sofisticado", rematando la sentencia al son de "yo tampoco". Aunque todavía no se sabe dónde podrá adquirirse ni cuánto costará, la artista de 69 años charló con revista People y aclaró que su producto "es para todos los días, sumamente accesible". Dijo además que "mezcla uvas de distintas regiones", que también habrá un Keaton blanco ("ambos son afrutados y bien equilibrados, pegan con cualquier comida") y que las botellas de sendos brebajes llevarán tapa a rosca ("insistí en que así fuera") para no complicar el asunto con corchitos rebeldes.

Por lo demás, siguió insistiendo en el mejor modo de beber su tinto: "Tomá un vaso, llénalo de hielo, serví hasta el tope". Fórmula que, dicho sea de paso, ya había compartido en su paso por programas como The Ellen Show o The Tonigh Show con Jimmy Fallon en años anteriores, destacando las bondades de tomar vinito tinto un cachito aguado. De todos modos, su afición por enfriar su bebida de mil amores no es precisamente novedosa: lo hace desde los 70, cuando vivía en Nueva York y, como no podía pagar un aire acondicionado ni quería pasarse a la cerveza, probó con unos cubitos para refrescar la bebida. El flechazo, instantáneo. Que ahora se materializa con producto con nombre propio, "The Keaton", que destinará parte de lo recaudado en ventas al Lou Ruvo Center, de Las Vegas, instituto especializado en la investigación y el tratamiento de enfermedades como Alzheimer, Parkinson y Huntington. Con Diane, siempre sobran los motivos para el brindis.