El dinero no es todo, pero cómo ayuda a la hora de comprar propiedades, automóviles lujosos, viajes de primera línea y etcéteras varios. Un cuarto de millón de dólares, por ejemplo, cimienta el camino hacia esas bondades del fetichismo; a no ser, claro, que el dueño de la abultada cuenta bancaria tenga en mente adquirir un esmalte de uñas. O, en honor a la exactitud, el esmalte de uñas más caro del mundo.

Por obra y gracia del diseñador –con base en Hollywood– Azature, cuyas joyas han adornado a figurones como Rihanna y Beyonce, la pintura para uñas ha sido bautizada Black Diamond y es un artículo de lujo de 250 mil dólares que trae, sí, 267 quilates distribuidos en la laca que vestirá las manos. Definido por su autor como “lo último en joyas”, él mismo explicó el porqué de su invento: “Un día pensé: por qué no estilizar las uñas. Y así desarrollé un esmalte que tiene la misma atención y calidad que mis joyas y preserva la elegancia del diamante negro”.

Para los moderados que quieren el brillo sin el oro, hay opción: Azature vende una versión libre de diamantes por 25 dólares. Para los ricachones que van por todo, sin embargo, queda una incógnita: tras aplicar quitaesmalte, ¿se conservan los minúsculos quilates?