Con un sentido “perdón”, el creador de los infames pop-ups (léase, las ventanas emergentes, que irrumpen de manera intrusiva e intempestiva con avisos publicitarios) se ha disculpado públicamente por haber inventado lo que él mismo define como “una de las herramientas más odiadas del mundo de los anunciantes”. “Nuestras intenciones eran buenas”, intentó justificar el programador estadounidense Ethan Zuckerman en una reciente columna del medio The Atlantic, donde –además del lógico mea culpa– advirtió que todo el modelo web basado en los negocios y la publicidad “es malo, está roto y es corrosivo”. “He llegado a creer que la propaganda es el pecado original de Internet”, remató el transformado hombre.

Tamaña ironía, considerando que ésa fue la horma que ayudó (parcialmente) a construir cuando, entre 1994 y 1999, trabajaba para el sitio de primera ola Tripod.com y buscaba maneras de conseguir anunciantes. Para conformar justamente a uno de ellos –que no quería que su aviso se asociara al contenido de las webs porno donde publicaba–, Zuckerman tuvo la grandísima idea de que la publicidad se abriera súbitamente en una ventana diferente en lugar de aparecer directamente en la página... Hoy director del Centro para Medios Cívicos e investigador para el Laboratorio de Medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Ethan se muestra conmovedoramente arrepentido. “Todos hemos arruinado las cosas alguna vez, y es obvio que lo que hicimos fue un fiasco”, redobló, atormentado. Algo que evidentemente salta a la vista.