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Domingo, 1 de abril de 2007

Un artista del mundo flotante

La magnética irrealidad de El Tigre y el modo sordo en que anida la violencia.

 Por Cecilia Sosa

Otra de las rarezas argentinas que se verán en el Bafici es La León, la inquietante ópera prima de Santiago Otheguy, que viene de ser aplaudida en la Sección Panorama del 57º Festival de Cannes, donde además se llevó una mención de los premios Teddy, consagrados a los films que exploran temáticas gays, lésbicas y transexuales. ¿Un dato más? La León llega distribuida por MK2, la misma productora de las películas de Claude Chabrol y Abbas Kiarostami.

Otheguy tiene 34 años y vive en París desde 1992, cuando viajó por una beca, encontró novia y se quedó en La Sorbona estudiando Historia del Arte, Cine y Música. Llegó al país para acompañar a Juan Solanas (otro joven cineasta argentino residente en París) en la filmación de Nordeste, donde Otheguy trabajó como operador de cámara y deslumbró ante los que serían sus futuros actores protagónicos: Daniel Valenzuela (un clásico de los jóvenes directores argentinos desde Mundo Grúa hasta Tiempo de valientes, pasando por La ciénaga y Crónica de una fuga) y el formoseño Jorge Román (protagonista de El bonaerense). Con ellos empezó a imaginar el corto que desembocaría en un film íntegramente filmado en la tercera sección del Delta del Tigre, que recrea un extraño mundo flotante, suspendido en el tiempo, donde las pulsiones más primarias parecerían poder desplegarse.

La León atrapa desde la primera escena. La inquietante belleza de sus imágenes en riguroso blanco y negro (fervientemente elogiadas por la revista Variety) dibuja un mundo irrealmente pictórico rodeado de juncos, silencios extendidos, climas enrarecidos, hacheros y agua. En ese escenario crece la tensión entre “El Turu” (Valenzuela), el conductor de “La León”, la única lancha que conecta la isla con el resto del mundo y también el que marca las reglas de fútbol, brindis y asados, y “Alvaro” (Román), un humilde e inescrutable “junquero”, amante de los libros (que repara sin leer), al que “nunca se le conoció una mujer”, como comentan a veces los isleños.

Un hombre ha muerto y los isleños claman venganza. Será una venganza sorda que se irá tejiendo entre los juncos, los brazos del río, el paisaje selvático y las aguas turbias por donde corre una magnética violencia solapada.

Tras una historia sencilla, Otheguy logra crear un mundo profundamente alegórico donde se libra una batalla entre propios y extraños: los antiguos pobladores de la isla y “Los misioneros”, que “vienen de a uno y después van trayendo a otros”. La León es una película bellamente lúgubre sobre las diferencias y el miedo a lo distinto, la fatalidad de los mitos y la fuerza de la amenaza, librada en un territorio que se propone como una suerte de regreso a un estado de naturaleza, donde la isla se abre para descubrir la sensualidad de los cuerpos que se bañan en la orilla o se desnudan en encuentros furtivos.

La León compite en la Selección Oficial Argentina del Bafici. Las proyecciones son el domingo 8 a las 18.30 (Hoyts 9); el lunes 9 a las 18 (Hoyts 9) y el miércoles 11 a las 14.30 (Hoyts 9).

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Santiago Otheguy
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