Hace años yo militaba. Era un perejil, pegaba carteles, esas cosas, no era un cuadro. El peronismo no se perdió nada conmigo. Y mi proyecto inconcluso tiene que ver con eso, con contar al peronismo en una película. Puta, ¡qué difícil! La película empezaría con dos tipos. Un amanecer, un cielo rojo y esas dos figuras en sombra. Son una especie de Don Quijote y Sancho Panza, éste trae un bombo colgado. Son dos peronistas. Vienen de Ezeiza y van atravesando el horizonte. Uno dice: “¡Qué cagada que se mandó el viejo! Podría haber aterrizado acá, ¿no?”. El otro le responde: “¿Cómo iba a aterrizar acá, no ves el quilombo que hubo?”. Y entonces al del bombo se le escapa: “¡Qué viejo traidor!”. Y el que va adelante, el que es un cuadro importante (después descubrimos en la película que va a ser menemista o algo por el estilo) se da vuelta. Y el otro agacha la cabeza y sigue. La película empezaba con esa toma y se llama Un 4 con proyección. El Gordo Soriano decía que yo era bueno titulando, aunque también se podría llamar Un bruto con inquietudes, como decía Perón.