> HABLA PHILIP LARRATT-SMITH, EL CURADOR DE LA MUESTRA
Louise Bourgeois y George W. Bush no deben tener nada en común, sin embargo en la formación sentimental de Philip Larratt-Smith sus legados se cruzan. Tras estudiar griego y latín en Harvard, Larratt-Smith se mudó a Nueva York, donde vio caer las Torres Gemelas y se involucró en las protestas que repudiaban la guerra contra el terror, con la esperable decepción subsiguiente. Allí comenzó a trabajar como archivista literario en el estudio de Bourgeois, la artista que definió su interés por la dinámica psicológica inherente al arte, mientras Estados Unidos se encaminaba en la reforma de la seguridad nacional, la búsqueda fantasiosa de las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, la batalla con el Eje del Mal y un largo etcétera. Sobre esta propensión imperialista a perder el sentido de realidad Larratt-Smith trabajó en su anterior exhibición en el Malba, Mr. America, una completa retrospectiva de Andy Warhol como epítome de las neurosis estadounidenses que simultáneamente puede considerarse la precuela de Bye Bye American Pie.
“Warhol realmente nos mostraba a la civilización estadounidense en su pináculo, mientras que los artistas de Bye Bye American Pie presagian o documentan su ocaso. En cierto sentido son todos hijos de Warhol, pero al mismo tiempo se puede decir que Warhol representaba la capacidad de la cultura estadounidense para sublimar incluso los estímulos más traumáticos, mientras que los artistas de esta exhibición señalan el momento en el que el yo se quiebra, fortaleciendo la tendencia regresiva hacia el narcisismo infantil y poniendo a la luz el ascendente de la pulsión de muerte. Y este proceso es manifiesto en los Estados Unidos de hoy: quiebre social, crisis de valores, una cultura infantil y regresiva caracterizada por la autoindulgencia y la negación permanente, una sensación de fracaso político sistemático que anula la posibilidad de regeneración desde adentro.”
Este sentido de creciente desorganización y desorden también se asemeja a la forma en la que Larratt-Smith concibió la muestra, a partir de fragmentos inconexos que lentamente fueron agrupándose en una suerte de archipiélago. “Durante mucho tiempo tuve la idea de enfrentar a Larry Clark con Paul McCarthy en una exhibición. También tenía ganas de hacer una muestra de Basquiat aquí en Malba. Así fue como el proyecto llegó a Buenos Aires. En algún punto, decidí juntarlos con Holzer, Goldin, Kruger y Noland. No puedo recordar exactamente cómo fue ocupando su lugar cada pieza, pero recuerdo que el título se me ocurrió viajando en taxi una noche; la canción estaba sonando en la radio, y así fue.”
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