Domingo, 20 de octubre de 2013 | Hoy
Por Federico León
Invitado por Adrián Villar Rojas, en enero de 2013, el director de teatro y cineasta Federico León visitó la Ladrillera de Rosario. A partir de un diálogo que mantuvo con el artista, ideó un texto que fue incluido en el catálogo de la exhibición en la Serpentine Gallery, una suerte de nueva Ladrillera en Londres. Radar reproduce aquí un fragmento.
Federico León: Cuando viene gente a visitar la Ladrillera, ¿dónde empieza el recorrido?
Adrián Villar Rojas: Fijate lo que hicimos cuando llegaste vos; entramos por la ruta para que pudieras identificar un primer encuentro con el lugar.
F. L.: Reconstruimos el recorrido de cómo vos conociste la Ladrillera. Pero, ¿cómo sería cuando la experiencia se traslade a una institución?
A. V. R.: Esta misma Ladrillera funcionando de esta misma manera, pero en otro lado.
F. L.: Debería haber gente que tendría que...
A. V. R.: Hacerla funcionar tal cual está funcionando ahora.
F. L.: ¿Son ladrilleros de allá o es la gente real de la Ladrillera que viaja a recrear un nuevo ecosistema?
A. V. R.: También podría hacerse con actores que aprendieran la técnica.
F. L.: Sería una réplica de todo lo que hay acá ahora, como un falso documental en vivo. Habría que conseguir un campo parecido, caballos, plantas de esta misma especie...
A. V. R.: Hay que reproducir ciento por ciento todo. Hacer una copia perfecta.
F. L.: Esta misma conversación que estamos teniendo podría formar parte del documental.
A. V. R.: La estoy grabando.
F. L.: Es un material “real” que se grabó antes de darnos cuenta de que podía llegar a servir. Incluso tenemos registrado el momento en el que descubrimos que tenemos que registrar todo.
A. V. R.: La Ladrillera se convirtió en una grabadora gigante. Los que vienen, corren peligro de quedar atrapados.
F. L.: Como el nene que apareció un día en la Ladrillera con un cuchillo gigante.
A. V. R.: Ahora es una escultura de arcilla. (Un artista del equipo de Villar Rojas modeló una escultura del niño.) Días después, el niño vuelve y descubre su propia escultura. Parece un souvenir de sí mismo. El fotógrafo podría fotografiar al niño mirando su reproducción. El niño podría mirar a su vez esta foto en la que está mirando su escultura y volver a ser fotografiado. Niño real, escultura del “ex niño real”, fotografía del “ex niño real” y la escultura, fotografía del “ex niño real” mirando esta fotografía. ¿Y así al infinito? El colmo del registro. ¿Habría que hacerlo con el mismo niño o debería buscarse un actor que haga de él? ¿El falso documental en vivo debería ser actuado por las personas reales, Adrián y su equipo, o bien por actores que actúen de ellos?.
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