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Domingo, 16 de marzo de 2014

LA TIERRA BALDÍA

 Por Mariana Enriquez

“No me gusta este lugar”, dice en uno de sus muchos viajes en el móvil policial el detective Rust Cohle. “Las cosas crecen para el lado equivocado.” Se refiere a la frondosidad tropical y deforme de los pantanos donde ocurren los crímenes. Poco después, otra vez desde el auto, dirá que puede sentir en el ambiente “ese gusto a cenizas y aluminio”. El paisaje de Louisiana, del sur más abandonado de los Estados Unidos, es el escenario, pero también es un protagonista más de la serie. Y, como escenario, es devastador, impresionante, decididamente diferente de aquel Sur idílico de la narrativa gótica más canónica.

Este paisaje es hermoso pero se está muriendo. Toda la atmósfera de True Detective está impregnada de colores de enfermedad: los cielos y las aguas y los árboles grises, el amarillo de los atardeceres, el humo negro de las fábricas. La serie transcurre en el Golfo –zona que incluye la costa de los estados de Texas, Mississippi, Alabama, Florida y Louisiana–. Es el corazón de la industria petroquímica del país y, en particular, el área de cobertura de True Detective, el corredor del Mississippi que va desde New Orleans a Baton Rouge, se conoce como “el pasillo del cáncer”. Ya no estamos frente a las mansiones y el musgo español y las viejas plantaciones, los restos de ese mundo de preguerra civil que conformó la sensibilidad del gótico sureño y le dio parte de su aire decadente, junto con la omnipresente religión exaltada y las relaciones familiares enredadas, en sus versiones más encantadas (Eudora Welty) o más apocalípticas (William Faulkner). Ese mundo ya quedó atrás: ahora la pobreza del bayou está, además, contaminada por la petroquímica y es devastada por los huracanes y las inundaciones. Esta tierra se hunde. Hay abandono, hay corrupción, hay soledad. En ese sentido, el paisaje refleja el estado de ánimo de los protagonistas, pero también la impunidad de los crímenes y la corrupción policial y política, un trasfondo nada menor en la narrativa de True Detective.

Para el look inconfundible de la serie, los realizadores se inspiraron en las fotografías de Richard Misrach, que aparecen en la apertura junto a la hipnótica canción de The Handsome Family “Far From Any Road”. Misrach recorrió esta zona durante diez años, de 1998 a 2008, y acaba de editar sus fantasmales fotos en el libro Petrochemichal America –aquí al costado reproducimos una de esas imágenes, verdaderas postales del neogótico posindustrial, ese Mississippi infectado, amarillo como el misterioso rey–.

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