Domingo, 15 de julio de 2007 | Hoy
Por Luis Novaresio *
Uno: "Eso es en definitiva la política, las ideas aplicadas a nuestro contexto histórico, interactuando permanentemente ante un mundo que se modifica y muta también permanentemente. En esto soy -quiero decirlo- absolutamente hegeliana; la filosofía es hija de su época, la filosofía es esencialmente la época articulada en pensamiento". (Cristina Fernández de Kirchner, en el II Congreso Internacional de Filosofía de San Juan).
Dos: Hace unos dos años asistí al curso "La filosofía y el barro de la historia" que el gran filósofo José Pablo Feinmann dictó en el Club Armenio de Buenos Aires, todos los jueves a la tarde. De Hegel a casi nuestros días, el maestro contó la base del pensamiento de algunos filósofos entendible para los que tocamos de oído en esta materia. El Curso luego se editó y se publicó, hasta hace poco, todos los domingos con Página/12.
Como Cristina nos resultó hegeliana, me pareció que era oportuno buscar los apuntes del curso que tomé. Sobre todo, porque el Cristinismo dice a diestra y siniestra (¿más a diestra o a siniestra?, perdoname que te pregunte) que Feinmann es su filósofo de cabecera, consulta de la pareja presidencial, autor, no hay pruebas, de algunos discursos. El cuaderno "Apuntes" con tapa oscura y foto de DJ que no conozco, un sello que dice "trabajo argentino", goza de aceptable salud. Y entonces, releo. En verde, lo que agregué de mi cosecha en casa al repasar lo escrito. En negro, lo que pude tomar de apuntes (y en eso soy bueno) de un curso que disfruté como pocas veces por la genialidad de exposición de Feinmann, cuasi hipnótico.
En verde: Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Stuttgart, 27 de agosto de 1770, Berlín, 14 de noviembre de 1831. Nació en Sttuttgart, Württemberg. Murió víctima de una epidemia de cólera, que hizo estragos durante el verano y el otoño de 1831.
En negro: Con Hegel entra la historia en la filosofía. Allí aparecen las preguntas de cómo es posible lo histórico o por qué hay historia. Y en ese desarrollo de la historia se cuenta la historia del conflicto. No hay historia sin conflicto. No hay historia sin dialéctica. Las cosas se desenvuelven porque entran en conflicto.
En verde: la dialéctica hegeliana es la base de la explicación histórica. El enfrentamiento.
En negro: Hegel plantea el problema de la dialéctica, este enfrentamiento, entre el amo y el esclavo. Dialéctica del amo y del esclavo como un enfrentamiento de conciencias. Lo que diferencia la conciencia del hombre es la conciencia del deseo. (En verde está muy resaltado "deseo"). El deseo del animal es el deseo por la cosas. El deseo del hombre es el deseo del deseo. El deseo animal está inserto en la coseidad. Mi deseo es el deseo del deseo del otro. Desear me constituye en un ser humano.
En verde: recuerdo que Feinmann dijo que al plantear el deseo del otro plantea anticipadamente el existencialismo.
En negro: En realidad al desear el deseo del otro lo que estoy persiguiendo es que el otro me reconozca como superior y como el que domina. Esto es una lucha feroz de deseos, intentando someter el deseo del otro a mi deseo.
Remarcado en un cuadro verde: Hay una lucha a muerte de conciencias enfrentadas que desean el deseo del otro para que se me sometan y los domine. La conciencia que se somete abjura de su derecho a desear. Y pierde (más verde), pierde mucho más, el que tiene miedo a morir. Se aleja de la conciencia humana y se hace cosa. Desea cosas temporales, tangibles. Lo que va a morir en nosotros es el cuerpo, una cosa al fin. El miedo me une a la coseidad y a lo natural. Aquel que se constituye en amo no tiene miedo a morir. El amo es amo porque por encima del miedo a morir el deseo de ser reconocido. El miedo me une a la cosa, a la naturalidad animal. Por un lado el amo deseante de conciencias y por el otro el esclavo que desea cosas, provocan el conflicto y se constituyen en las dos figuras que motorizan la historia.
Para hacer la historia, el amo pone a trabajar al esclavo. Al hacer esto conecta al esclavo con el mundo de la naturaleza. Esta relación no es inmediata como el miedo a morir. El trabajo es apetencia reprimida porque el esclavo no come, no consume lo que crea.
En verde: signo de pregunta.
En negro: el esclavo queda confinado a trabajar la materialidad y por ende el amo espera el producto del trabajo de aquel. Ha devenido, el amo, en un ser pasivo, gozoso, ocioso. El esclavo es activo, trabajador, transformador de la materialidad.
En verde remarcado. El esclavo "HACE" la historia. El amo goza ociosamente. Esto hace que el amo sienta una frustración que lo angustia. Porque el amo buscaba ser reconocido por otra conciencia, por un par, pero no por esclavo. Una vez que el amo logra someter al esclavo, ya lo desprecia. No es un par. El amo no teme; se angustia. Angustia, está remarcado en verde. Esa angustia, ahora todo subrayado en verde, hace que el amo permanezca en soledad y esa soledad lo lleva a sentir la angustia de la nada. El no sentido de la historia. El miedo es miedo a algo. La angustia, no se fija en algo, sino que es a la totalidad entendida como la nada. Si yo deseo conciencias, deseo nada. El esclavo, que desea cosas, hace la historia. La historia, es la historia del esclavo. La historia y el sujeto son lo mismo. El sujeto hace y piensa la historia. Ser y pensar son lo mismo. Todo lo racional es real y todo lo real es racional. La historia de la humanidad es un concepto realizado y una realidad concebida racionalmente. La dialéctica hegeliana no es un método. Es una realidad de la historia. Una tesis a la que se le opone una antítesis contraria y de ese enfrentamiento nace una síntesis superadora que toma de ambos opuestos. Esa "es" la historia. Ser y pensar es lo mismo. Son la historia. La historia deviene dialéctica. No es un método la dialéctica hegeliana. Lo que la dialéctica la da a la historia es la certeza del devenir necesariamente racional y encadenado con un motivo. La dialéctica tiene tres momentos. La negación, la afirmación y la negación de la negación. Esto último, la síntesis, la negación de la negación es "auf hebung" (en verde, signo de interrogación). Es superar conservando, en concreto, no abstracto. La dialéctica supone el progreso como concepto. Avanza la historia. La historia se inicia en tanto negación y desobediencia. Y de allí el avance.
En verde: Feinmann fija posición de Adorno y Benjamin sobre el avance de la historia. Si esto fuera así, ¿por qué fue el Holocausto? ¿El genocidio judío puede admitir que sea un avance?
En negro: se terminó la clase.
Tres: Leer filosofía es una pasión que intranquiliza. Al menos a mí. Porque es la cuna de la pregunta. No la sala de parto de la respuesta. La pregunta. Las preguntas. ¿Hablaba en serio Cristina cuando se dijo hegeliana? ¿Habrá leído en serio lo que los filósofos dicen que es un texto dificilísimo como la Fenomenología del espítiru? ¿Sabrá en serio Cristina del deseo del amo y del esclavo? ¿Creerá en serio que es hegeliana por su afecto a la negación y a la síntesis superadora? ¿Negar una década histórica para hacer un poco más de lo mismo, le resultará en serio superar conservando? ¿Sabrá, en serio, que para muchos Hegel, sin proponérselo quizá, fue el padre del totalitarismo por antonomasia? ¿Pensará, en serio, que un dedo arbitrario que la ungió como candidata a presidenta es hacer filosofía hegeliana? Cristina, ¿es en serio?
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