Miércoles, 5 de julio de 2006 | Hoy
La universidad no fue ajena a la salvaje ofensiva neoliberal que atravesó a nuestra Patria durante la década de los '90: al latido de las premisas del Banco Mundial, se produjo un profundo proceso de mercantilización del conocimiento, desculturización, elitización y progresiva privatización de la educación pública en todos sus niveles. Revertir este proceso implica no sólo luchar por mayor presupuesto para la universidad, por democratizar su estructura o por cambiar el elenco estable que la gestiona desde hace más de 20 años. La verdadera reforma no es defender solamente un ingreso formalmente irrestricto (condición necesaria, pero no suficiente), si no construir una sociedad donde el ingreso a la universidad sea realmente irrestricto, donde el hijo del obrero pueda egresar como ingeniero. La respuesta al problema de la universidad, articula la necesidad de democratizar su vida interna y barrer con las camarillas que lucran con su autismo, con la resolución del nudo gordiano que atraviesa nuestro devenir como Nación: "O inventamos o erramos", o construimos un proyecto de país soberano, de y para las mayorías sociales, o volvemos al neoliberalismo excluyente y desintegrador. La verdadera reforma, la verdadera revolución, es construir una universidad que piense en nacional. Una universidad donde autonomía signifique la necesaria independencia de las administraciones de turno, pero nunca la desafección de su responsabilidad en el devenir de las mayorías sociales, que por otra parte son las que la sostienen con su trabajo diario. Una universidad que deje de ser una mera fábrica de profesionales liberales, convencidos de que han obtenido su título sólo gracias a su esfuerzo individual y el de sus familias, y que por lo tanto no sienten que tengan que brindar su esfuerzo y su ciencia al desarrollo armónico de la comunidad que los formó. Una universidad que asuma su rol estratégico en la formulación de un nuevo proyecto emancipador, aportando cuadros, conocimiento y tecnología orientados al desarrollo social, cultural y productivo de la Nación.
Movimiento Universitario Evita
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