Domingo, 16 de septiembre de 2007 | Hoy
La tasa del 11,2% que puso a Rosario y la región al tope del
índice nacional de desempleo, según un especialista no permite
ver "que sí ha crecido mucho el empleo aquí". Pero hay alertas.
Por Guillermo Lanfranco
"La tasa tiene la desafortunada peculiaridad de ser la más alta de todos los aglomerados pero, aunque pueda herir el orgullo rosarino, en realidad sufrió una baja nada desdeñable", señaló el investigador Carlos Crucella respecto al índice de desempleo del 11,2 % conocido la semana pasada, que coloca al Gran Rosario al tope del ranking nacional en el segundo trimestre del 2007. Crucella compara ese indicador con el 12,8 por ciento del segundo semestre del 2006, y considera que la cuestión pasa por la incorporación de más gente al mercado laboral -9.300 personas que ingresaron a la población económicamente activa (PEA)-. A la par, en los últimos doce meses se crearon 16.000 nuevos puestos de trabajo, con lo cual el mercado todavía está en condiciones de absorber mano de obra. De todos modos, prendió un alerta en cuanto a que "se va desacelerando la capacidad de generar puestos de trabajo".
Para Crucella, la cuestión pasa por mirar el vaso medio lleno y no el medio vacío. El crecimiento de la PEA lleva a la incorporación de más gente al mercado buscando trabajo, lo que empuja al índice. Y ve las siguientes razones para ese fenómeno:
* Cuando empieza a mejorar la situación del empleo, se da un fenómeno contrario al "efecto de desaliento". "Ahora hay bastante trabajo, entonces muchos concluyen: `salgamos a buscar que es probable que encontremos'. No es que la gente lea los diarios y las estadísticas, sino que tiene la percepción de que vale la pena incorporarse al mercado".
*Sin discutir si son suficientes, se ha registrado una mejora de los salarios. "Ahora la cosa es más tentadora, y hasta puede plantearse cambiar de trabajo en función de un mejor ingreso".
* Los migrantes internos o de países limítrofes, alentados por datos de oportunidades laborales que les dan familiares o allegados. "Les dicen que la construcción anda muy bien, y la gente se siente convocada por eso".
* En el trimestre abril/mayo/junio la actividad económica toma mayor impulso que en el anterior (enero/febrero/marzo). "Es como que comienza a funcionar de nuevo la sociedad, y en el ámbito laboral se percibe que hay una mayor cantidad de oportunidades. Un argumento más para salir a buscar trabajo".
Esta presión sobre la demanda fue absorbida gracias a la creación de 16 mil puestos de trabajo en los últimos doce meses medidos, a razón de 50 puestos diarios promedio. Esto permitió tomar los 9300 nuevos incorporados a la PEA, mientras los 7.000 puestos de trabajo restantes hicieron posible darles empleo a personas que antes estaban desocupadas.
¿Dónde está el problema entonces? Para el docente de la UNR, "tenemos una tasa de empleo bastante más baja de lo que debería ser". En Rosario alcanza al 41,3 % frente al 42,4 % del promedio país y el 43,8 % entre los aglomerados de más de 500 mil habitantes. "Siempre nos preocupa compararnos con la ciudad de Córdoba, que tiene un desempleo del 7,7 % porque tiene más actividad que nosotros, el 43,4 %, un 2,1 % adicional. Si nosotros estuviéramos en el mismo nivel, el desempleo en Rosario sería menor que en Córdoba", concluye el investigador.
Por otro lado, si bien el empleo sigue creciendo, la intensidad de la curva se ha desacelerado. Entre el segundo semestre de 2003 y el primero de 2004, se crearon 40.000 puestos de trabajo; en 2004/05, más de 31.000 puestos; en 2005/06 según el Indec no se creó nada -lo que lleva a Crucella a sospechar que hubo problemas de muestreo-; y en 2006/07, 16 mil puestos.
Ante esta tendencia, la pregunta es si el aglomerado Rosario va a estar en condiciones de generar los puestos de trabajo necesarios para absorber la nueva población activa y a los desocupados. "La visión positiva es que hay un montón de actividades en marcha que fructificarán en el futuro", siembra optimismo Crucella. En la otra cara de la moneda, el investigador ubica el bajo nivel de inversiones en empresas que están al borde de su capacidad productiva. "Si no se amplían plantas, si no se incorporan maquinarias, si no se construyen nuevos galpones, si no se abren más comercios, es posible que no se generen los puestos de trabajo necesarios para reducir la desocupación", concluyó.
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