Viernes, 25 de junio de 2010 | Hoy
SIC
“¿Cree que el amor puede ayudarle a conseguir la Copa del Mundo?”
La pregunta, formulada en inglés y en conferencia de prensa luego del contundente 4-1 contra Corea del Sur, incluía antes del remate una cálida descripción de las manifestaciones de afecto de Diego Maradona hacia los jugadores del plantel: abrazos, besos, susurros al oído y palmadas en el culo, mucho más visibles en el último partido ya que esa palmada parece saludar los cambios en el campo de juego. Fue emocionante la pregunta, tanto como es emocionante ver en directo esos arrumacos, ya que es posible pensar que ni una ni otra cosa hubiera sucedido, por ejemplo, diez años antes. Algo del cuerpo masculino se ha transformado desde entonces y no precisamente gracias al viagra sino frente a la irrupción de nuevas identidades que lograron modificar también la noción de lo políticamente correcto. Lástima que nuestro DT –a quien amamos sin necesidad de correspondencia alguna y aun con la espina clavada por el desaire que hace a los hijxs nacidos fuera del matrimonio con la Claudia– haya capitalizado los cambios de aire a la hora del toqueteo pero no a la de responder tan cariñoso interrogante. Alzando las cejas y los hombros al estilo comedia italiana Diego dijo: “Ojo que a mí me gustan las mujeres. Estoy saliendo con Verónica, tiene 31 años, es rubia, es muy bonita... No, no... No pensemos porque si no después van a creer que... quiebro la muñeca. ¡No! Mis abrazos no son nada más que el agradecimiento por el trabajo realizado”. Deslices de un showman que más allá de lo que diga no se priva de seguir magreando culitos.
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