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Además, el Ejecutivo de Estados Unidos solicitará 500 millones de dólares suplementarios para la protección fronteriza, se anunció en Washington.

Según voceros de la Casa Blanca, las medidas responden a las demandas republicanas de un "refuerzo" de la frontera en momentos en que Obama busca el apoyo de la oposición para promover la reforma migratoria, una de sus promesas de campaña que hasta ahora no ha podido concretar por "falta de apoyo bipartidista".

En ese sentido, un alto funcionario del Ejecutivo estadounidense detalló que el aumento de las tropas se hará "en base a los requerimientos" de la oposición y tendrá como objetivo proporcionar "apoyo en vigilancia y reconocimiento, análisis de inteligencia, apoyo inmediato a actividades antinarcóticas y capacidad de entrenamiento hasta que la patrulla de fronteras y aduanas pueda reclutar y entrenar a agentes adicionales".

Por su parte, el presupuesto extra de 500 millones de dólares será usado para "reforzar la tecnología en la frontera, compartir información y apoyos con los agentes estatales, locales y tribales", además de "aumentar" las actividades en la frontera de los Departamentos de Seguridad Nacional y Justicia, incluidos más agentes, investigadores y fiscales "como parte de un esfuerzo de varios niveles para atacar las redes ilícitas de tráfico de personas, drogas, armas ilegales y dinero", agregó.

Además, "ayudará a construir y complementar la fuerte asociación en materia de seguridad con México" demostrada durante la visita de Estado del mandatario mexicano, Felipe Calderón, a Washington la semana pasada, indicó.

Las autoridades mexicanas reaccionaron de manera reticente ante la medidas, sobre la que, a través de un comunicado, sostuvieron que "debe traducirse en dar mayor efectividad a los esfuerzos para prevenir el tráfico ilegal de armas y dinero en efectivo hacia México, que proveen a la delincuencia organizada de su poder de fuego y su capacidad para corromper".

El pronunciamiento oficial mexicano también señala que "confía en que el personal de la Guardia Nacional fortalecerá las acciones para combatir a la delincuencia organizada transnacional que opera en ambos lados de la frontera y, en apego a sus funciones, no realizará actividades directamente vinculadas a la aplicación de las leyes migratorias".

La decisión de reforzar el control en la frontera con México se produce una semana después de que Obama admitiera públicamente que no cuenta con los suficientes votos en el Senado para lograr aprobar la reforma migratoria y que por ello necesita "algunos" del partido opositor para sacarla adelante. Representantes del sector conservador habían remarcado que previo a brindar su apoyo, querían ver "un refuerzo de la frontera".

Sin embargo, la medida no pareció satisfacer a todos. El senador por Arizona, John McCain, uno de los políticos clave para el avance de una reforma migratoria calificó de "insuficiente" el envío de 1.200 efectivos y reclamó que se aumente el número a 6.000. También recibió la crítica de algunas organizaciones civiles pro-reforma, las que la calificaron como una "concesión" a los republicanos sin garantías de respuesta. El director de America's Voice, Frank Sharry, que consideró el anuncio como "un paso adelante y dos hacia atrás", advirtió que no será más que una "trampa" porque, "cuando se trata de acabar con la inmigración ilegal, el refuerzo de la frontera es necesario pero insuficiente".