Domingo, 27 de febrero de 2011 | Hoy
21:24 › "CONSTATAMOS LA EXISTENCIA DE UNA SITUACIóN DE RIESGO"
La advertencia de comunidades wichi, líderadas por Octorina Zamora, sobre el "peligro inminente" de alud en Embarcación, en el noreste salteño, derivó en la suspensión "indeterminada" de aprovechamientos forestales, mientras el gobierno provincial, según fuentes oficiales, estudia otra respuesta al problema ambiental.
Zamora, es una reconocida dirigente wichi en Salta, que encabezó las protestas junto con el Movimiento Chico Mendes y agrupaciones de base y que, entre otras acciones, organizaron una marcha de cien mujeres desde Embarcación a la capital provincial a mediados de diciembre pasado con las consignas: "Paren el Alud, paren los desmontes".
"Pedimos que se hagan estudios de impacto ambiental porque pese a la ley de bosques, la extracción de madera siguió, los cerros quedaron desnudos y la tierra -suelta- se va con el agua. Esta es la época de lluvias y tenemos mucho miedo de otro alud", declaró Octorina.
Al problema ambiental, Zamora sumó la vulnerabilidad de las comunidades indígenas que ocupan la periferia de Embarcación, una ciudad de 28 mil habitantes, emplazada entre los ríos Bermejo y Seco, en una zona de transición entre las yungas y el chaco semiárido.
"Las 17 comunidades que estamos en Embarcación somos víctimas del despojo constante. Cuando recurrimos a las yungas porque es nuestro territorio de ocupación ancestral nos enteramos que están en manos privadas. Resulta que hay franceses, españoles, ¿y nosotros, cuándo?, ¿por qué siguen vendiendo tierras, que son de las comunidades originarias, con indios adentro?", se preguntó Octorina.
La medida del gobierno salteño, de poner fin a la tala en la zona fue adoptada tras realizar inspecciones propias a fines de diciembre último pero como consecuencia de la movilización de los pobladores, que incluyó la toma de la oficina gubernamental, y que según explicó durante un diálogo con Télam el secretario de Política Ambiental, Sebastián Varela, "es en resguardo de la población y la infraestructura de la zona".
El abogado indicó que "constatamos la existencia de una situación de riesgo, por las condiciones geológicas, antrópicas y climáticas descriptas en el informe que realizaron nuestros técnicos", y definió como "complejos, interrelacionados y de gran magnitud" a los problemas ambientales en la ciudad del noreste salteño.
Agregó que desde la oficina ambiental se puso en conocimiento del gobierno salteño de la delicada situación por lo que, se espera la formación de una comisión a la que se invitaría a Vialidad Nacional para estudiar una respuesta.
Sin embargo, Octorina dice que la emergencia demanda acciones inmediatas: "¿qué esperan? ¿qué tenemos qué hacer? Después de cada desastre hay políticos que quedan más ricos", sostuvo al recordar casos de funcionarios que se quedan con las donaciones para los afectados por los aludes en Tartagal.
Preocupada contó que el río Bermejo "está lleno" y que si hay que hacer infraestructura "gaviones por ejemplo, que comiencen ya", dijo al señalar que la naturaleza está respondiendo a la presión insaciable que hay sobre los recursos y que, con el correr de los años, cambiaron radicalmente sus características.
Tanto Octorina Zamora como Varela mencionaron los caños de hidrocarburos que estaban soterrados y que actualmente aparecen por encima del suelo erosionado, o colgando en quebradas abiertas tras cada tormenta como la muestra más dramática del proceso ambiental que se registra en la zona.
La resolución de la oficina que conduce Francisco López Sastre, de suspender por tiempo indeterminado la tala, también promueve la formación de una comisión interdisciplinaria, constituida por organismos provinciales con competencia e incumbencia en el tema, como así también Vialidad Nacional y el Municipio de Embarcación, "a fin de evaluar las medidas a adoptar".
"Queremos ver los estudios de impacto ambiental que habilitan actividades agrícolas, madereras y petroleras en la zona, y que las obras que se realicen cuenten con participación de las organizaciones sociales e indígenas que denunciamos", contestó Octorina, quien junto con los casi treinta mil embarcacionenses está pendiente de las lluvias y la creciente de los ríos Bermejo y el Seco, el mismo que en 2006 se llevó un puente y aisló durante meses a Tartagal.
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