Sábado, 10 de diciembre de 2011 | Hoy
13:34 › ELEGIDA POR EL VOTO POPULAR
La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, dedicó el Premio Nobel de la Paz 2011, que recibió en el Ayuntamineto de Oslo, a todas las mujeres del mundo, "en especial a las que han visto qué desastres produce la violencia despiadada". Durante la ceremonia recordó también a las mujeres que han ganado el premio con anterioridad y a aquellas "que con su lucha privada y silenciosa ayudaron a formar nuestro mundo".
Johnson Sirleaf, quien comparte el premio con su compatriota Leymah Roberta Gbowee y la yemení Tawakkol Karman, distinguidas "por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y sus derechos a una participación plena en el trabajo de construcción de la paz", exhortó a sus compañeras de género a "condenar la injusticia, aunque estéis en minoría. No tengáis miedo de buscar la paz, aunque habléis con una voz débil. No tengáis miedo de exigir la paz".
El Nobel debe servir como plataforma a todas sus "hermanas", sin importar nacionalidad, religión o raza, dijo Johnson Sirleaf, quien demostró su "esperanza" y "optimismo" por el futuro, si bien recordó que hay "enormes retos" y que "en muchas partes del mundo hay crímenes contra las mujeres de los que no se habla". Johnson Sirleaf calificó de "exitosas" las recientes elecciones en la que ha revalidado su mandato y, aunque lamentó los incidentes violentos ocurridos en su país, resaltó que se había "consolidado" la transformación de Liberia en una democracia.
En su discurso, el primero de las ganadoras, envió también la "simpatía" y el "respeto" del pueblo de Liberia a Noruega por la "tragedia" vivida hace cinco meses, cuando el ultraderechista Anders Behring Breivik asesinó a 77 personas en un doble atentado.
Johnson Sirleaf, de 72 años, accedió al poder tras ganar las elecciones de noviembre de 2005, convirtiéndose en la primera presidenta africana elegida de forma democrática y desde ese puesto "ha contribuido a asegurar la paz en Liberia, promover el desarrollo económico y social y reforzar la posición de las mujeres".
En el discurso que abrió la ceremonia, el secretario del Comité Nobel noruego, Thorbjörn Jagland, resaltó que no se puede lograr ni paz ni democracia duraderas "a menos que las mujeres logren las mismas oportunidades que los hombres para influir en el desarrollo de la sociedad a todos los niveles". Jagland citó la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU en 2000, que por primera vez convirtió en cuestión de seguridad internacional la violencia contra las mujeres en conflictos bélicos, y resaltó la necesidad de que participen igual que los hombres en los procesos de paz. Pero hizo hincapié en que hay un "largo camino" hasta que los objetivos de esta y otras resoluciones posteriores sean alcanzados. A modos de ejemplo, recordó que ninguna mujer ha sido designada todavía para liderar unas negociaciones de paz conducidas por la ONU.
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