Cristina sostuvo que "la Argentina ha dado un salto fundamental" desde que comenzó la gestión kirchnerista que inauguró su compañero, Néstor Kirchner, y señaló que en 2003 la deuda externa representaba "más del 140 por ciento del PBI y más del 54 por ciento de la población estaba sumida en la pobreza y el 25 en la indigencia".

En el discurso de asunción ante la Asamblea Legislativa, la Presidenta volvió a destacar que se "han generado más de 5 millones de puestos de trabajo". Además, resaltó que durante los últimos ocho años de gestión kirchnerista los jubilados "tienen una cobertura previsional del 96 por ciento". Más adelante agradeció el respaldo a la Ley de Servicios Audiovisuales que realizaron "legisladores propios y ajenos, quienes no se sometieron a presiones".

Antes de repasar las últimas instrucciones dadas a sus colaboradores, se refirió a la crisis económica y financiera de los países desarrollados, que han determinado la aplicación de medidas de ajuste fiscal y advirtió que dichos países “gobiernan con metas de crecimiento del sector financiero y nosotros con metas de trabajo y de empleo”. Ratificó que en la Argentina "la inversión pública ha dejado de ser un gasto para ser considerada una inversión económica y social". Afirmó que el salario en los países desarrollados es “una línea horizontal que no se mueve, a pesar de que el crecimiento de las empresas es prácticamente vertical.

Luego confirmó la creación de una Secretaría de Comercio Exterior -que tal como lo anticipara este diario estaría en manos de Guillermo Moreno- que estará “bajo la órbita del Ministerio de Economía y la conducción de la Presidenta” y fundamentó esta decisión al considerar que “que el comercio de un país no es un comercio a dos bandas, sino a una sola, y no puede estar dividida”. Es decir, hacia adentro y hacia afuera del país, “en conjunto”. Además, añadió, “he decidido que todas las áreas se articulen, Agricultura, Economía e Industria” y anunció la creación de una Subsecretaría de la Competitividad, “que no pasa ni por el club de los devaluadores ni los de los endeudadores, sino por el de quienes queremos mayor valor agregado”, y que tendrá un estrecho vínculo con las áreas de Ciencia y Tecnología, entre cuyas funciones estará supervisar que la rentabilidad y las utilidades que estén “acordes a los estándares internacionales”.

Más adelante se refirió a un artículo periodístico que señalaba que en su mandato se habían sancionado menos leyes que en los períodos precedentes, y afirmó que si en el suyo solo se hubieran aprobado las leyes de Comunicación Audiovisual, la estatización de las AFJP y la Asignación Universal por Hijo, se daba por satisfecha, en comparación con la presidencia de Fernando de la Rúa, que encabezaba el ránking, y concluyó que "está claro que lo importante no es el número".

En otro tramo de su discurso, afirmó que su gobierno reconoce "el derecho de huelga, pero no de chantaje ni de extorsión”, reivindicó la vigencia de las paritarias y consideró que esa instancia de negociación entre el Estado, los sindicatos y las empresas debería contemplar la discusión "de la competitividad". Al respecto puntualizó la necesidad de crear mesas de trabajo sobre áreas específicas, como la automotriz, para diversificar e incrementar la producción en base a la tecnología.

Después de destacar que la inversión en educación alcanzó en 2011 el 6,47 por ciento del presupuesto, les pidió a los maestros y a los gobernadores de cada provincia que “hagan el esfuerzo de cumplir con todos los días de clase” y pongan en marcha mecanismos de evaluación docente para brindarles “los saberes necesarios para enfrentar un mundo cada vez más difícil".

Al agradecer a todos los argentinos su participación en las últimas elecciones, en las cuales obtuvo el 54,11 por ciento de los votos, Cristina afirmó que “soy parte de un proyecto colectivo, nacional y popular, y profundamente democrático”. Y destacó a los “compañeros y compañeras que resistieron los momentos más difíciles que nos tocaron vivir, como gobierno y movimiento político: a quienes no desmayaron ni defeccionaron, a quienes creyeron que valía la pena luchar por los ideales”.