Viernes, 27 de julio de 2012 | Hoy
22:21 › MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
Durante la primera jornada del juicio por la desaparición del sindicalista Avelino Bazán durante la última dictadura en Jujuy, Faustino Farfán, un extrabajador de la empresa Mina El Aguilar, señaló que el día en el que fueron detenidos por gendarmes y policías vio un papel con el membrete de la empresa minera "donde estaban los nombres de todos los muchachos". El testigo señaló, además, que sus captores lo trasladaron al penal provincial de Villa Gorriti "en una rural de la compañía" y que, cuando meses después fue liberado, se tuvo que ir de Jujuy porque no conseguía trabajo.
El emblemático dirigente sindical minero de El Aguilar y después legislador provincial, Bazán fue secuestrado y desaparecido en octubre de 1978, después de estar encarcelado en Gorriti y en la Unidad 9 de la Plata entre marzo de 1976 y julio de 1978. El resto de las detenciones y desapariciones forzadas de mineros de la empresa fueron realizadas en sus lugares de trabajo durante una operación represiva, el 24 de marzo de 1976, en el primer día de la dictadura.
Los principales imputados en esta causa son Luciano Benjamín Menéndez, quien fuera jefe del III Cuerpo de Ejército, y Antonio Orlando Vargas, interventor militar de la dictadura en el penal de Villa Gorriti, ambos acusados por los delitos de privación ilegítima de un total de 27 personas.
Con condenas previas en otras causas por violaciones a los derechos humanos, Menéndez fue apartado del juicio en Jujuy por razones de salud, mientras que Vargas participa de las audiencias por teleconferencia desde la cárcel bonaerense de Ezeiza.
En este marco, otro de los mineros que declaró ante el tribunal, Efraín Guzmán, subrayó que la represión apuntó a dirigentes y activistas, y que la empresa El Aguilar "marcaba a la gente del Sindicato". Guzmán dijo que a él lo detuvo el comandante de Gendarmería Jorge Borges do Santos el 24 de marzo del '76 y que fue trasladado en un vehículo de la compañía al destacamento de esa fuerza de seguridad en La Quiaca.
Después lo llevaron al RIM 20, principal unidad del Ejército en Jujuy y luego en un camión de la fuerza, junto a otros compañeros y con los ojos vendados, hasta el penal de Villa Gorriti.
La declaración de Guzmán contradijo afirmaciones de uno de los acusados, Mariano Vargas, señalado como el secuestrador del detenido desaparecido Julio Rolando Álvarez García, quien había dicho en la causa que nunca hubo detenidos en el RIM 20.
En un detallado relato, en el que mencionó también a muchos otros detenidos en Gorriti, entre ellos Bazán, Guzmán contó que acudía a esa cárcel el obispo de Jujuy, José Miguel Medina, quien fue después vicario castrense en el último tramo de la dictadura y les decía a los presos que, "sobre la situación, no había caso".
Todos los prisioneros eran tratados como "subversivos" y golpeados, por ejemplo, durante el traslado en avión a La Plata, según Guzmán. Entre los represores que vio en el penal jujeño, Guzmán mencionó al prófugo Juan Carlos Jones Tamayo, Ernesto Bularios, Mariano Braga y Vargas, el interventor militar de esa cárcel.
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