Hague afirmó que Gran Bretaña colaborará de esa manera con los rebeldes para que estén mejor preparados "el día en que sea la inevitable caída" del presidente sirio. "Vamos a ampliar y profundizar nuestras relaciones con los grupos políticos que se preparan para un futuro libre, sin el régimen de Asad, y ayudarles a que están unidos y presenten una alternativa política".

No obstante, trató de convencer de que la decisión de Londres no se trata de tomar parte en una guerra civil, pero que hay un peligro de que el desorden y el vacío político sea explotado por la red terrorista Al Qaeda. "No ha sido nuestra política enviar armas a ninguno de los conflictos de la primavera árabe y no lo hacemos ahora. Pero vamos a facilitar ayuda no letal. Por ejemplo, financiamos equipo médico y de comunicaciones a la oposición política siria y les daremos más", insistió.