A pesar de que Estados Unidos tiene acuerdos de no-espionaje con el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, Rhodes desestimó que Washington fuera a hacer lo mismo con Alemania, uno de los países más afectados por el escándalo del espionaje internacional de la NSA que, de acuerdo con la denuncia del exagente de inteligencia estadounidense Edward Snowden, interceptó millones de comunicaciones privadas en el país y realizó escuchas del teléfono móvil de Merkel.

La denuncia tuvo una profusa repercusión en Alemania, un país particularmente sensible al manejo de la privacidad de las comunicaciones y al derecho a la intimidad debido, entre otros factores, a las secuelas dejadas por el nazismo y la Stasi, la policía política de la Alemania comunista.