Domingo, 14 de diciembre de 2014 | Hoy
18:28 › AL BORDE DE OTRO CIERRE DEL GOBIERNO
En una sesión especial y agónica, el Senado de Estados Unidos aprobó finalmente el presupuesto de 1,1 billones de dólares hasta octubre de 2015 y así evitó un nuevo cierre del gobierno federal como el que provocó una crisis política el año pasado.
El proyecto de ley había recibido media sanción de la Cámara de Representantes, dominada por la oposición republicana, y fue aprobado ayer a la noche por el Senado con 56 votos a favor y 40 en contra. Ahora sólo debe ser promulgado por el presidente, Barack Obama.
Al igual que hace un año, la oposición republicana llevó el presupuesto hasta el extremo y amenazó con dejar sin fondos al gobierno de Obama. El líder de la mayoría demócrata de la Cámara Alta, Harry Reid, abrió la tensa sesión ayer al mediodía sin indirectas o eufemismos: "Recuerdo a todo el mundo que, a las doce de esta noche, el gobierno de Estados Unidos se queda sin dinero".
En realidad el presupuesto ya había vencido hacía 48 horas pero junto con el presupuesto, la cámara baja había aprobado una "resolución de continuidad" para extender los fondos actuales dos días más. El resultado de la sesión de ayer en el Senado era tan incierto que en un momento de la jornada Reid hizo aprobar otra "resolución de continuidad" para extender los fondos hasta el próximo miércoles.
Durante toda la jornada la discusión pareció estar estancada por la intransigencia de un pequeño grupo de senadores republicanos liderados por Ted Cruz, el legislador por el estado de Texas que se identifica como uno de los líderes del movimiento ultraconservador y racista, Tea Party. Este grupo de republicanos, que representan el ala de derecha del partido, intentaron por todos los medios bloquear el debate presupuestario interponiendo votaciones y reclamos sobre sobre la política de inmigración de Obama.
Los demócratas controlan la mayoría del Senado hasta que asuma el nuevo Congreso el primero de enero, pero no tienen los 60 votos necesarios para dar por terminado el debate en el recinto y pasar a la votación de un proyecto de ley. Sin embargo, fueron las constantes interrupciones y los obstáculos interpuestos por el grupo liderado por Cruz, los que terminaron acercando a los republicanos más moderados a la posición del oficialismo y los que permitieron la aprobación del presupuesto 2015.
A diferencia de lo que sucedió el año pasado, cuando la férrea oposición de la bancada republicana en la Cámara de Representantes imposibilitó aprobar un presupuesto y extendió la crisis hasta febrero del año siguiente, el oficialismo estaba determinado a resolver la cuestión en diciembre, antes de que la cámara alta pase también a manos de la oposición republicana.
En noviembre pasado, los republicanos arrasaron en las elecciones legislativas de medio mandato y se quedaron con el control de las dos cámaras del próximo Congreso. De hecho, parte del frenesí mostrado por Reid ayer se debió a que una vez aprobado el presupuesto, el Senado podía dedicar sus últimos días antes del receso por las fiestas a confirmar a una larga lista de embajadores y funcionarios, entre ellos cargos importantes como el secretario de Defensa y el de Justicia, antes que los republicanos asuman el control de la cámara y puedan bloquear esas designaciones.
Pese a que la aprobación del presupuesto representa una victoria para Obama, es un victoria moderada. Tanto el ala de izquierda del Partido Demócrata como el propio presidente no están del todo de acuerdo con el presupuesto que finalmente aprobó la Cámara de Representantes, por ejemplo, con la eliminación de restricciones a la financiación de campañas electorales y las enmiendas a la ley "Dodd-Frank", que fija regulaciones más estrictas para Wall Street tras la crisis de 2008.
Sin embargo, se espera que Obama lo promulgue y lo haga rápido. La cicatriz del año pasado, cuando el mandatario estadounidense fue incapaz de evitar el primer cierre parcial del gobierno norteamericano en 17 años y tuvo que observar cómo 800.000 empleados estatales cerraron sus oficinas y se quedaron en casa, sin percibir su sueldo, aún está fresca en Washington.
La pulseada de 2013 duró 16 largos días y en el medio, los republicanos, forzados por el radical Tea Party, amenazaron con llevar al país al default si no postergaban la entrada en vigencia del principal legado de Obama: su reforma de salud. Este año la resistencia del Tea Party y sus representantes, como Ted Cruz, estuvo concentrada en el decreto que recientemente firmó Obama para legalizar a unos 5 millones de estadounidenses, en vistas que la reforma migratoria, que debía legalizar a unos 12 millones, fue definitivamente rechazada por los republicanos en el Congreso.
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