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El recorte de gasto público será de 69.946 millones de reales, equivalentes a 23.315 millones de dólares, y afectará a todas las áreas de gobierno, excepto a los programas sociales, que demandan 0,5 por ciento del PIB y fueron declarados prioritarios. El ministro precisó que el mayor recorte, casi un tercio de los casi 70.000 millones de reales, afectará al plan de obras públicas, en proyectos de rutas, puertos y aeropuertos, las mayoría de los cuales será ofrecido en concesión al sector privado.

Barbosa anunció además que el gobierno revisó al alza la contracción esperada para este año de la economía y la situó en 1,2 por ciento, por encima del 0,9 por ciento anterior.

Por otra parte, el equipo económico espera ahora que la inflación anual cierre en 8,26 por ciento, en lugar de 4,5 por ciento que se preveía y por encima del 6,5 por ciento, considerado como el máximo tolerable por el gobierno.

El ministro precisó además que se estableció una meta de superávit primario equivalente al 1,1 por ciento del PIB, lo que representaría un ahorro de unos 63.300 millones de reales, equivalentes a 21.100 millones de dólares. El Banco Central había informado ayer que la economía se contrajo durante el primer trimestre 0,81 por ciento en relación al trimestre anterior, cuando la caída fue de 0,2 por ciento.

El recorte anunciado hoy forma parte de un plan de ajuste fiscal, que contempla otra serie de medidas para aumentar la recaudación, en especial mediante un aumento de la carga tributaria, pero que aún dependen de la aprobación del Congreso.

El ajuste obedece a los pronósticos negativos sobre la evolución de la economía brasileña, y cuenta con el aval del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuya directora general, Christine Lagarde, tras reunirse con el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, sostuvo que un recorte del gasto es "la receta correcta".